- ¿Sabes lo que es ser prisionero psicológico de la trama secreta y obscura de alguien?
- ¿Has tenido o estás en una relación en la cual te sientes prisionero y sin libertad para ser tú desde los aspectos más simples hasta los más profundos de tu ser? ¿Siempre abres mano de tus deseos y opciones en nombre de concertar tu relación con el otro, sintiéndote siempre deudor de algo no palpable?
- ¿Te percibes frecuentemente juzgado y criticado sin siquiera haberte equivocado?
- Sueles tener dificultad para discernir si tus sentimientos sobre tu libertad son verosímiles o no…
- ¿Dudas de ti mismo hasta el punto de sentirte culpable?
- ¿Te sientes obligado a hacer cosas en conjunto que por tu estilo de personalidad no te gustaría hacer ni juntos ni separados…?
- ¿Permaneces preso como andando en círculos repitiéndote en este tipo de situaciones desagradables para ti?
Si las respuestas son positivas es muy probable que estés siendo una víctima más de esa especie de secuestro emocional.
¿Qué tipo de personas suelen ser víctimas de esa clase de secuestradores?
- Por lo regular, son personas con carencias afectivas importantes, personas de buena índole con cierta dosis de ingenuidad en relación al otro y benevolencia por encima del límite. Personas sin mayor malicia. Personas que creen que la enfermedad emocional siempre va vivir al lado y nunca en la propia casa donde se vive.
¿Cómo proceden estos secuestradores de almas?
- El primer paso es el de la seducción sin límites. El secuestrador se transforma en aquello que la víctima más necesita en ese momento, y nunca las promesas son falsas, siempre las cumple. Las ofertas van desde el suplemento de carencia afectiva, hasta la oferta de trabajo, dinero, ropas, viajes, etc.
El problema comienza cuando el precio oculto en ese pack de supuesta bondad, donación y buena voluntad empieza a ser cobrado en un patrón de sofisticación intelectual en que la víctima difícilmente logra advertir que sea algún tipo de recobro, pero se siente culpable y en la obligación de servir a los deseos y reclamaciones del compañero. Éste, a su vez, en un mecanismo perverso, tiene por objetivo aprisionar al otro en un sistema sutilmente violento, donde la principal arma es la inserción del sentimiento de culpa, la descalificación y la negación de todo cuanto signifique la identidad del compañero.
Como resultado, una importante quiebra de la autoestima y confianza se establece, añadida a la comprensión de que solo se sobrevive psíquicamente a través de la dependencia emocional y de los dictámenes del supuesto secuestrador.
¿Cómo escapar de este enmarañamiento psicológico y de alma?
- En primer lugar, es preciso tener la plena consciencia de que algo está equivocado. Que las sensaciones diarias no son demasiado buenas y que algo ha de hacerse, aunque no se tenga clara la totalidad de la situación.
- En segundo, saber que podemos elegir en la vida, por más difícil que pueda parecer.
- En tercer lugar, si estás muy confuso y con dificultades para discernir lo acertado de lo erróneo, lo justo de lo injusto y sientes una constante desazón, no dejes de buscar el auxilio de amigos, si los tienes, de alguna convicción religiosa, y siempre busca apoyo en un procedimiento terapéutico.
Los daños causados por esa clase de vivencias, cuando éstas se prolongan demasiado, pueden ser devastadores en la vida de una persona.
Recuerda, tu vida es única, y estamos aquí para ser felices de verdad. No te acostumbres con lo que no te va bien, todo puede cambiar para mejor. Atrévete y conquístalo.
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