Fantasear encuentros, idealizar romances y desear la perfección es muy fácil y – la verdad sea dicha - ¡hasta agradable! ¡El problema empieza cuando no conseguimos salir de esa dinámica, cuando creemos que fantasías, idealizaciones y deseos son lo que realmente necesita nuestro corazón! Nuestro corazón es el mayor tesoro que poseemos. Y – tú lo sabes – los tesoros siempre están en un lugar de difícil acceso, ¡precisamente para que solo aquellos que sean merecedores puedan encontrarlos!
Esto me hace llegar a dos conclusiones:
La primera es que tú mismo debes ser el explorador pionero de tu más precioso camino… ¡de tu más auténtica dirección! ¡Solamente así podrás conocer el valor de tu corazón, el espacio que hay en él y de qué manera éste puede ser satisfactoriamente colmado!
La segunda es que, conociendo el camino, al percibir que alguien está intentando llegar hasta tu corazón, puedes notarlo y, si es de tu interés, ¡incluso ayudar a tu pretendiente a realizar la conquista!
No obstante, mi propósito en este texto no es enseñarte el camino, sino incitarte a reflexionar: ¿de qué necesita mi corazón?
Porque permanecemos divagando entre pensamientos y deseos, pero no nos damos cuenta de nuestras verdaderas necesidades. No nos detenemos a mirar lo que ya hemos cultivado, el valor de nuestros más profundos sentimientos, en fin, tampoco sabemos qué tipo de amor tenemos para ofrecer, a fin de entonces, seguidamente, descubrir qué tipo de amor nos complementa.
Y así, desinformados y sin saber a ciencia cierta qué es lo que estamos buscando, desperdiciamos energía y tiempo entrando y saliendo de relaciones ¡que más sirven para desmotivarnos y desanimarnos que para hacernos madurar y acercarnos más a un verdadero y válido encuentro!
Te invito a zambullirte en un mapa del tesoro que consideré providencial:
… ya no sé si me exijo a la altura de lo que deseo.
Solo sé que me espero en la medida exacta de lo que yo necesito.
Tom Coelho
¡Es eso! Mucho más importante que permanecer toda la vida exigiéndose conquistas portentosas, relaciones perfectas, encuentros inolvidables o amores que reproduzcan solamente las parcialidades de los cuentos de hadas… es que aprendas, atenta e inteligentemente – como quien reconoce el perfecto flujo de la vida y confía en él – ¡a esperarte en la medida exacta de lo que tú necesitas!
Porque, definitivamente, todos nosotros necesitamos de amor. Cada cual con sus necesidades particulares, con sus valores y medidas… pero siempre a la espera de sí mismo… ¡entrelazado y envuelto por el amor!
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