Algunas personas, inocente o inadvertidamente, creen que basta conseguir un si del otro para que todo este resuelto en su vida afectiva. A esos desprevenidos, creo que es absolutamente preciso dejarles bien en claro: sea para un enamoramiento o, especialmente, para un casamiento, el si no es sinónimo de “Y fueron felices para siempre...” como en los cuentos de hadas. Muy por el contrario!
La decisión de vivir una relación amorosa, aunque sólo sea posible ante la aceptación de ambas partes, apenas da partida a un largo viaje. Y como cualquier viaje, en el amor no es diferente: es preciso atención, enfoque, inversión, tiempo, dedicación y, sobretodo, saber adonde se quiere llegar, para no perderse en el camino!
La gran verdad es: en una relación, no existe juego ganado! Para que valga la pena, es preciso ejercitar todos los días. Entretanto, infelizmente, muchas parejas creen que el amor es una especie de magia que acontece en sus vidas y, sin que precisen hacer nada, él estará ahí, actuando sobre sus corazones y dirigiendo sus elecciones.
No, no, no! Amor es verbo, y como todo verbo, precisa ser conjugado! Precisamos practicarlo, transformarlo en acciones deliberadas, en actitudes con objetivos claros y definidos. El amor es un planeamiento hecho a cuatro manos y dos corazones. Si no, puede apostar que no va a funcionar!
Se trata de una química muy especial que, aunque bastante poderosa y transformadora, acontece entre dos personas cuyas naturalezas son fugaces, frágiles, vulnerables. Por tanto, sin refuerzo y sin reconocimiento diarios, la química se desvanece, la esencia se pierde. Y para que Ud. comience a renovar diariamente su deseo de hacer que su relación valga la pena, voy a resaltar tres actitudes infalibles. Cuanto antes Ud. comience a conjugar su amor basándose en ellas, más fuertes y consistentes serán sus resultados!
• Reconozca verbalmente lo que el otro hace de bueno!
Principalmente, cuando convivimos con la persona amada, tendemos a reclamar de ciertas actitudes que nos incomodan. Sea la toalla mojada dejada sobre la cama o, al contrario, la manía de limpieza y organización del otro; sea la falta de romanticismo o el celo exagerado; sea la ausencia de cariños o el exceso de sensibilidad. En fin, somos expertos en apuntar lo que consideramos errado y, aunque exista el lado bueno de eso, que es dar al otro la chance de reverse, mejorar y crecer en la relación, es preciso tener el contrapeso! O sea, no podemos olvidarnos, como la mayoría hace, de elogiar, de reconocer lo que el otro hace de bueno! Sino, no hay amor que crezca, que se torne intenso y sabroso! Por eso, procure demostrar, verbalmente, mirando a los ojos, cuanto Ud. valora y admira ciertas actitudes de la persona amada. Sea la gentileza de preguntar si Ud. quiere agua, sea el hecho cuidadoso de lidiar con la casa, sea la tarea diaria de preparar la comida para la familia. Cualquier elogio o reconocimiento son siempre poderosos aliados del amor, porque muestra cuanto Ud. está mirando e interactuando con lo que el otro es!
• Invierta en el contacto físico!
Algunas parejas, con el tiempo, dejan de tocarse y ni se dan cuenta de ese cambio. Ya no andan de la mano, ya no se besan cuando se encuentran, cuando despiertan o cuando se van a dormir. Se van distanciando físicamente, manteniendo solamente el contacto verbal. Su comunicación es razonable, consiguen entenderse, pero se tocan muy poco. Ser tocado y tocar al otro es un modo maravilloso e infalible de invertir en la intimidad, en la confianza y en el cariño mutuo. En cuanto el otro maneje, por ejemplo, coloque su mano sobre la pierna de él. En cuanto almuercen, hágale cariño con los pies, por debajo de la mesa. Cuando vean tele juntos, haga un abrazo en sus cabellos o deslice las manos en su espalda. No existe un ser humano en el mundo al que no le guste ser acariciado, que no quiera sentirse acogido, querido y amado. Demostraciones explícitas como el contacto físico son tan poderosas que se tornaron indicación médica, en muchos casos. El toque tiene el poder de curar los dolores del otro, sean orgánicos o emocionales. Y en el amor, entonces, ni hablar. Imagine esas dos fuerzas juntas: ¿amor y contacto físico? Estamos todos mucho más carentes del contacto físico amoroso de lo que suponemos. Siendo así, aproveche a la persona amada para saciar esa necesidad y todavía invierta en su relación.
• Nunca deje de enamorar!
Se que la rutina y las presiones del día a día nos dejan anestesiados para la ligereza y lo lúdico del enamoramiento. Como muy bien dijo el poeta Carlos Drummond de Andrade... No existe enamorado que no sepa el gusto de la lluvia, de dos sesiones de cine, miedo del padre, sándwich de panadería. No hay enamorado que bese sin cariño, que acaricie sin voluntad, sin que quiera tomar un helado y que ame sin alegría... (esa poesía Enamorados vale la pena ser leída con su amor!). Entonces, enamorar es reservar momentos de ligereza y alegría que son sólo de Uds. dos, sin los hijos, sin los amigos. Sólo Ud. y la persona amada. Puede ser una vuelta en el parque del barrio, un cine fuera de hora, una cerveza el viernes, después del trabajo. Cualquier cosa que les recuerde que esa relación es, además de todo, divertida y placentera. El nivel de energía y motivación de ese tipo de actitud, aunque sea apenas una vez por semana o quincenalmente, garantiza que una relación es increíble. Experimente y sienta la diferencia!
En fin, mi querido, mi querida, ¡no viva su relación como si el juego estuviese ganado, por más que este todo bien! Así como Ud. invertía diariamente en una facultad, en una academia o en un trabajo; o aún como invierte en los cuidados con su hijo, su casa o su cuerpo, recuérdese: es imprescindible estar atento a su relación todos los días! Esa es la diferencia entre quien vive a la espera de la felicidad y quien hace que la felicidad suceda aquí y ahora
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por gerundio Hoy a las 13:03
