¿Como aprender a conectarse con uno mismo y con el Universo sin ser un experto en prÁcticas de relajacion?
La meditación es el descanso de la mente. Una oportunidad que nos otorgamos para permitirle relajarse y liberarse de las tensiones, del agotamiento y del estrés.
Asimismo, en una segunda etapa, una vez que hemos aprendido a calmarnos, la meditación también puede servir para acceder a niveles más profundos en nuestro “ser”, de manera directa y concreta, vivenciando aspectos sutiles, espirituales o místicos, que pasan desapercibidos al común de las personas.
Darnos cuenta de nuestra naturaleza profunda, directamente y sin intermediarios, es el objetivo de la meditación. Esto trae como consecuencia inmediata dos beneficios directos: por un lado, mejora nuestra salud y, por otro, promueve la autorrealización.
Puede entenderse a la meditación, en general, como una serie de procedimientos mentales que tienen como fin desarrollar estados más elevados de conciencia, descriptos en todas las culturas, ya sea como un nivel de “iluminación”, un “estado de gracia” o “nirvana”, que equivaldría a una sensación de unión o “yoga” entre la mente consciente y personal con la Mente Universal o Dios.
MEDITACIÓN, PASO A PASO
Instrucciones del ejercicio
Éste es un ejercicio ideal para aquellos momentos en los que hemos sufrido mucho estrés o presión como, por ejemplo, tras un duro día de trabajo o un examen importante. Está indicado para que se tranquilice y no permita que la mente siga analizando el tema de conflicto.
Póngase ropa muy cómoda y descálcese.
Encuentre un lugar tranquilo, cómodo y silencioso, donde pueda estar seguro de que no van a interrumpirlo. Si es necesario, desconecte el teléfono. Avísele a su familia para que no lo molesten durante el ejercicio. ¡Usted merece diez minutos diarios sólo para usted mismo! La música suave ayuda, sobre todo, si tiene sonidos naturales (agua corriendo, viento, pájaros, etc.).
Ubíquese en la postura más cómoda que encuentre, ya sea sentado o acostado, procurando siempre que su columna esté recta para que la energía pueda fluir.
Luego y de forma muy suave, comience a realizar unos cuantos movimientos giratorios lentos con los pies, con las manos y con la cabeza (rótelos lentamente sobre sí mismos, haciendo movimientos circulares).
Cierre los ojos, relájese completamente (tensionando cada parte del cuerpo y luego aflojándola), tome una inspiración profunda y suelte el aire suavemente. Realice esto varias veces. Enfoque toda su atención en su respiración. Permita que ésta sea completa (hasta que su abdomen se hinche) y tome su propio ritmo. Trate de olvidarse de todas sus preocupaciones concentrándose en su respiración.
Comience el ejercicio fijando en su mente esta afirmación: “Estoy completamente tranquilo”. Estas palabras deben ser pronunciadas o mentalizadas todas las veces que haga falta hasta que produzcan el efecto de calmar la mente. Esto significa que, a medida que las vaya pronunciando, deben empezar a hacerlo sentir mejor, más tranquilo. Pasarán así, de ser unas simples palabras, a convertirse en un estado de ánimo. No realice el siguiente paso, hasta que su ánimo se apacigüe.
A continuación, fije en su mente este mensaje sugestivo: “Mis piernas son pesadas”. Esto quiere decir que, a medida que repite esta frase, de forma verbal o mental, su cuerpo va asimilando ese mensaje y transformándolo en una sensación de pesadez real. Debe realizar este proceso con todas las partes de su cuerpo. Le recomendamos que siga un orden ascendente para no perderse (pies, pantorrillas, rodillas y muslos, cadera, abdomen, pecho, hombros, cuello, mandíbula, frente, cuero cabelludo). No siga con el ejercicio hasta que las palabras hayan transformado la idea en una sensación real de pesadez en todo tu cuerpo. Una opción es grabar previamente cada uno de estos mensajes y pasarlos al hacer el ejercicio.
En esta fase, vamos a regular el ritmo del corazón, porque es sabido que los sentimientos como los nervios y el miedo aceleran su función. En este caso, las palabras clave que vamos a utilizar son “Mi corazón tiene un ritmo constante y vigoroso”. Al igual que en los otros pasos, no seguiremos a la fase siguiente hasta que esas palabras se hayan transformado en una realidad para nuestro corazón. Seguramente, tendrá que repetirlas en voz alta o mentalmente durante un rato largo. Tómese todo el tiempo que necesite.
Ahora, después de haber relajado los músculos y regulado la actividad del corazón, llega el momento de normalizar la respiración. Para ello, utilice las palabras clave: “Mi respiración es tranquila”. Ahora, libere sus pensamientos, sensaciones o emociones y deje que pasen. Imagine a todo su ser llenándose de luz desde la esencia pura que hay en su interior. Por ejemplo: puede imaginar que en su interior hay un sol, una estrella, una vela o cualquier otra fuente de luz. Si necesita respirar profundamente en algún momento, siéntase libre de hacerlo. No siga al paso siguiente si su respiración no lleva un ritmo tranquilo y natural, que es el efecto buscado.
En esta fase, la afirmación sugestiva ha de ser: “Mi plexo solar irradia calor”. El plexo solar abarca toda la zona del aparato digestivo, un área especialmente sensible al desequilibrio emocional, especialmente, al estrés. El calor tranquilizará esta zona y lo ayudará a alcanzar un mayor grado de relajación. Repita las palabras hasta que se conviertan en una sensación corporal real.
Ésta es la última fase y sólo debe llegar a ella cuando haya sido capaz de realizar las anteriores. Aquí relajaremos la actividad cerebral concentrándonos en la frente. Las palabras claves son: “Frescor agradable sobre la frente”. Dígase una y otra vez esas palabras, mentalmente o en voz alta. Luego, imagine un cielo azul maravilloso. Concéntrese en el olor y la sensación del aire puro cuando el cielo está despejado. Recuerde lo a gusto que se siente al disfrutar de un día tan bello. A continuación, dibújele a ese cielo un inmenso y profundo océano azul. Vea un mar plácido sobre ese cielo y observe detenidamente la calma que le transmite y el suave movimiento de las olas que arrullan sus oídos como si estuvieran acunándolo. Sienta la profundidad y serenidad de ese mar por un rato. Ahora, a ese cielo maravilloso, y a ese sereno y profundo mar, añádale un hermoso sol que surge tras el horizonte. Inúndese con la sensación de frescura y de renovación que le transmite el amanecer. Disfrute de esa visión durante unos minutos. Por último, imagínese a sí mismo acostado plácidamente sobre un prado verde y florido. Sienta el frescor y la sensación de paz absoluta que llena todo su ser mientras avanza la práctica.
Para finalizar, haga una visualización general del conjunto y disfrute durante varios minutos de la serenidad que le aporta, hasta que se sienta, de verdad, completamente relajado. Cuando lo haya conseguido ya habrá terminado el ejercicio. Tras alcanzar el paso 11 y, si ha seguido estas instrucciones correctamente, usted estará totalmente relajado y tranquilo, y se asombrará de la calma que manifestará todo su ser.
Es muy importante que, antes de levantarse, mueva todo su cuerpo, abra bien los ojos, todo muy lentamente y recién entonces, se siente primero y, luego, se levante, poco a poco y sólo cuando se sienta bien alerta. Al levantarse, beba agua e hidrátese bien; es importante para conservar un buen estado de salud.
En cualquier caso, lo ideal es comenzar por pocos minutos, no más de 5 ó 10 para, luego, ir extendiéndolo hasta unos 20 minutos.
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