El recorrido kármico de nuestra vida es un tema que apasionó a las más diferentes perspectivas y religiones; sobre todo, cuando se cruza con otro tópico misterioso como el de la reencarnación. ¿Estamos signados para asumir otras vidas luego de la muerte? ¿Para qué necesitaríamos hacer esto y cuál sería nuestra misión en esa segunda, tercera o cuarta oportunidad? En esta nota conocerá algunas de las explicaciones sobre esta teoría del eterno regreso.
También conocida como Ley de Causa y Efecto, el Karma es el mecanismo cíclico, estructurado sobre la base de cuentas pendientes, que rige la vida de los seres humanos en sus diferentes vidas sobre la faz dela Tierra. Sufilosofía parte de la premisa de que el alma tiene una historia particular y viaja en el tiempo a través de diferentes cuerpos, tanto animales como humanos —que también son animales, claro está—. Esa “biografía” de las almas reúne todas las acciones malas y buenas que han realizado en sus diversas trayectorias, y por eso es una suerte de balance continuo de las decisiones que se toman en cada una de las vidas. A partir de esas historias particulares, cada persona tiene una carga kármica con la que vivirá en esta vida, y según la que sus acciones toman un nuevo significado; de ahí la importancia de reflexionar sobre nuestros actos.
Lo bueno, lo malo, y los “pagos kármicos”
Las acciones buenas y malas previstas por el Karma no se vinculan con criterios morales o éticos relativos a una sociedad, a una religión o a los parámetros individuales de una persona; muy por el contrario, “lo bueno” y “lo malo” tienen una acepción especial y general. Toda acción buena es aquélla que nos ha permitido crecer espiritualmente o que ha generado esa superación en los demás.
Así, una persona bondadosa —en términos kármicos— suma puntos para su alma, que de este modo va armando un “karma positivo”; en contraposición, quien ejerce acciones negativas para sí o para su entorno, va consolidando un “karma negativo”.
Lo positivo son deudas a favor que se tienen: una especie de pagarés que la vida irá devolviendo con buenas sorpresas y ayudas a lo largo de esta vida o de las que siguen, mientras que lo negativo son pagos que se deben cumplir y que equivalen a vivir situaciones dolorosas, difíciles o problemáticas de las que habrá que extraer o descubrir la lección espiritual que tienen. Esas cuentas pendientes que el alma debe ir saldando a lo largo de su paso porla Tierrason los llamados “pagos kármicos”.
Reencarnación: una nueva oportunidad en la vida
Si el Karma postula el regreso de las almas en diversos cuerpos, para cumplir las asignaturas pendientes que surgieron de sus acciones negativas, o bien para disfrutar de la recompensa por su “karma positivo”, la reencarnación es un proceso que está muy relacionado con este retorno ala Tierra.
Tematizada desde diferentes religiones y perspectivas, la reencarnación consiste en la creencia de que existe una esencia de las personas (llámese alma, energía, conciencia, etc.) que se hace carne en nuevos cuerpos una vez que aquéllos en los que habitaban se mueren.
La reencarnación (volver a encarnar), también, se vincula con otras ideas: la transmigración (que el alma migre a través de los cuerpos), el renacimiento (volver a nacer en un nuevo cuerpo), y la recorporación (regresar a un cuerpo para tener una presencia física). Todos estos conceptos remiten al más general, relativo a reencarnar.
En principio, la reencarnación no supone necesariamente una deuda de la vida pasada que se traslada a la presente, sino un proceso cíclico de salida de un cuerpo e ingreso a otro luego de la muerte. Sin embargo, las experiencias de regresión a vidas pasadas dan cuenta de ciertas características de las personas que no tienen un origen en la vida presente, sino en el pasado más remoto del que habían perdido registro.
Por qué las reencarnaciones serían kármicas
A partir de la explicación del Karma y de la reencarnación, es sencillo pensar que muchas filosofías y religiones las han relacionado, puesto que sus procesos son similares. Sin embargo, es importante distinguir que, en el regreso kármico, la finalidad es pagar o cobrar deudas adquiridas en otras vidas, mientras que la reencarnación alude también a la idea de que una vida sola no es suficiente para aprender todo lo que un alma necesita saber para volverse sabia y libre.
Reencarnación y karma en las diferentes filosofías
La reencarnación también tiene otro nombre: palingenesia, derivada del griego palin (de nuevo) y génesis (nacer). Sócrates y Platón creían en la reencarnación, así como el teólogo Tertuliano, que desdela Iglesia cristiana defendió esta idea del regreso después de la (primera) muerte.
El budismo cree en la reencarnación kármica, con la idea de que en la vida presente se afrontan las consecuencias de las acciones en las vidas pasadas, de acuerdo con la ley de acción y reacción.
Los druidas, sacerdotes celtas, también defendían su fe en la reencarnación, a la vez que en el Antiguo Egipto también se consideraba a la muerte como un paso hacia una siguiente vida.
Dentro del cristianismo, el grupo de los gnósticos es el que más ha abogado por la defensa de la palingenesia, pues afirma que numerosos pasajes dela Bibliahacen alusión a este fenómeno y, más aún, que la propia resurrección de Cristo sería en verdad una reencarnación, en tanto la resurrección de la carne es una reencarnación, y la del espíritu expresa la inmortalidad del alma.
Nuevas vidas, en el cine
La reencarnación kármica, es decir, el regreso de un alma que viene a saldar una cuenta pendiente, es un tema tan apasionante que se transformó en el argumento de diversas historias de ficción. En el cine, la palingenesia fue el núcleo de muchas películas exitosas; por eso, si quiere avanzar más sobre este tema desde un lado más lúdico, éstas son buenas recomendaciones cinematográficas:
No te mueras sin decirme adónde vas (Argentina, 1995).
Reencarnación / Birth (Estados Unidos, 2004).
La reencarnación de Peter Proud (Estados Unidos, 1975).
Reencarnación / Rinne (Japón, 2006).
Cuatro opciones para ver la infinidad de modos en que la reencarnación kármica puede ser tratada, más allá de las religiones y las filosofías.
Almas compañeras a través de las vidas
Las teorías sobre reencarnaciones kármicas tampoco han dejado a un lado un aspecto importante de la vida de todas las personas: los vínculos de amor, ya sean amistosos, familiares o de pareja.
Así, se considera que en nuestra vida presente estamos rodeados de muchas almas compañeras, que si bien no son un perfecto complemento como lo serían las gemelas —para quienes creen en ellas—, pertenecen a personas con las que hemos compartido buenos momentos en el pasado, y con quienes se ha tenido la suerte de generar un nuevo encuentro en este presente.
Entre esas almas compañeras siempre se establecen relaciones constructivas, de aprendizaje mutuo, aunque con algunas diferencias: por eso se distingue entre “almas kármicas” y “almas dhármicas”.
Las almas kármicas son aquéllas con las que subsiste cierta oposición, algunos roces, porque quedaron asuntos por resolver o por perdonar, pero esto no hará que la relación se arruine. Las almas dhármicas, en cambio, son con las que no han quedado deudas; por eso se vuelven a encontrar para ayudarse mutuamente y emprender nuevas experiencias desde la afinidad y el cariño.
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