Comienzan a ocurrir grandes transformaciones cuando realmente nos entregamos a un nivel de existencia más elevado. Con la expansión de nuestro estado de consciencia entramos en un karma más amplio y pasamos a ser regidos por un destino que resulta de la interacción de varios destinos mayores. En lo que sucede con nosotros no predomina nuestro karma, sino esa interacción, donde se incluyen el karma de grupos, el del país y, eventualmente, el del planeta. Nuestra vida se integra en fuerzas más potentes; salimos del ámbito de las limitaciones personales.
Conozco individuos que vivían con grandes restricciones materiales y las resolvieron al ingresar, abnegadamente, en el camino espiritual y al prestar servicio en un grupo altruista; conozco otros que quedaron liberados de lazos kármicos personales para servir en ámbitos mayores, como por ejemplo, el de un país o el del planeta. Personas que se encontraban limitadas por deberes básicos y circunscritas al ámbito familiar se vieron de repente en estos procesos de transformación, libres para dedicar su tiempo y energía a causas universales. No se quiere negar el valor del deber cumplido en todos los círculos, hasta en los más restringidos y personales, pero las cuentas kármicas pueden ser reordenadas y nuevos factores y elementos pueden surgir para reemplazar la falta de personas que antes eran imprescindibles en determinados ambientes, dejándolas disponibles para tareas mayores.
Extraído del libro "Más allá del karma" – Trigueirinho
Editorial Kier
Página 32