Por: Gaby Casavantes| Fuente: esmas.com
¿Cuántas veces has tenido con una pareja una total conexión física y mental, mas no logras llegar a sentir con esa persona un vínculo espiritual?
Qué tan importante es el sexo
La desconexión espiritual con nuestra pareja nos lleva a tener una separación sexual que se manifiesta en forma de falta de pasión, de deseo, de ganas de tener una vida sexual activa, enriquecedora y significativa.
La fuente de energía más poderosa en el mundo es la energía sexual. El sexo mueve a los seres humanos, a las relaciones. El sexo une a dos personas, las separa. El sexo nos hace llegar a límites de los que no nos creíamos capaces.
La sexualidad es sagrada
Pensar en el sexo como una conexión espiritual suena extraño o imposible porque la sociedad siempre los ha separado y nos ha enseñado a percibir la sexualidad como algo obsceno, vergonzoso, oculto y sólo necesario para la continuidad de la especie; esto suena exagerado pero es real.
Creemos que un ser espiritual es alguien que no tiene una vida sexual, pero si comprendemos que desde que nos formamos como seres humanos somos seres sexuales, sabremos que la sexualidad es una parte sagrada de nuestra vida, que cada aspecto de nuestra sexualidad debe ser tratado como divino, y que experimentar éxtasis sexual es una experiencia poderosa que puede acercarnos a nuestra propia espiritualidad.
Vacío espiritual
La sexualidad es mucho más que un acto físico, a través de ella somos capaces de compartir sensaciones y energía, pero sobre todo emociones, sentimientos y pasiones. Si la dejamos en una mera expresión física sin ninguna conexión profunda, tarde o temprano terminamos cayendo en un vacío espiritual, soledad emocional y dificultades con la pareja.
Un encuentro íntimo sin el esfuerzo por lograr una conexión espiritual, con poca entrega, dando sólo lo que uno quiere dar y no lo que el otro espera recibir, se convierte en un acto egoísta donde sólo importa el placer propio y no se compromete el corazón, entonces la relación de pareja se fundamenta en lo externo, junto al otro nos sentimos aislados, huecos emocionalmente, y esto nos causa cierta amargura.
Un solo cuerpo y alma
La sexualidad espiritual no se enfoca en ninguna técnica, sino que consiste en orientarnos a disfrutar el placer erótico, a extender la sensualidad, a fortalecer los lazos de intimidad entre la pareja, a ser un mejor complemento para nuestro compañero.
La sexualidad espiritual se dirige hacia lograr tener una mayor armonía en nuestra vida como pareja, hacia una realización plena como seres humanos, a vivir como un solo cuerpo y una sola alma que se complementan.
Intimidad sexual y conexión espiritual
A través de una verdadera intimidad sexual podemos llegar a una conexión espiritual. Si en el acto sexual abrimos el alma, nos entregamos, nos compartimos, nos expresamos y nos liberamos, lograremos un lazo espiritual que nos llenará de emotividad, fuerza y energía.
Si en el acto sexual estamos conscientes y presentes en el momento, si vivimos plenamente cada una de las sensaciones y sentimientos, alcanzaremos un unión espiritual que nos inundará de crecimiento y sobre todo de una vida plena y significativa.
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