Fragmento extraído del libro “Una nueva visión de los ciclos planetarios desde una perspectiva psicoastrológica”, de María Cristina Vallejos, Editorial Kier.
Durante una crisis espiritual, la persona experimentará apertura psíquica, sensibilidad aumentada, visiones, experiencias místicas o encuentro con la muerte, entre otras vivencias posibles. El descubrimiento puede, en algunos casos, despertar temor; y el miedo frustra la experiencia espiritual. Pero las personas que alcanzan a experimentarla, describen una sensación en la que salen de los límites del conocimiento ordinario, acompañada de un sentimiento de alegría y felicidad inefable.
Para las psicologías transpersonales hay un yo personal o inferior que es reflejo del verdadero yo espiritual o superior; y añaden, al tradicional esquema del aparato psíquico compuesto por el Inconsciente-Preconsciente-Consciente, la dimensión trascendente, que es el Superconsciente, sede del yo espiritual, cuyos contenidos ingresan en la consciencia en los momentos de apertura o crisis espiritual. El crecimiento de la consciencia espiritual incluye contenidos del nivel superconsciente, un aspecto superior del inconsciente colectivo. La activación de estos niveles trae aparejado un cambio en el sentimiento de identidad, una renovación en el proyecto y sentido de la propia vida.
Según el psiquiatra italiano Roberto Assagioli, la entrada del superconsciente a la consciencia puede tener lugar de dos maneras: una descendente, en forma de iluminación, intuición, inspiración repentina; la otra, trata de promover el ascenso de la consciencia a las zonas luminosas por la vía de la meditación, principalmente, aunque también por la vía del arte, del amor, o del misticismo. Durante el ascenso gradual, el centro del yo personal consciente va extendiendo las líneas de demarcación. Se hace más frecuente la intuición y la inspiración, por lo que el efecto es la acción inspirada, un potente impulso a obrar, expresando, difundiendo, irradiando, haciendo partícipes a los demás, del tesoro descubierto y conquistado, colaborando en los conflictos que envuelven a la humanidad, desarrollando las capacidades latentes. Estas experiencias ayudan a resolver los problemas humanos, individuales y sociales, al encuadrarlos en una realidad más amplia, dándoles su justa proporción, de modo que la solución se presenta clara y concisa.
Assagioli enumera una serie de cualidades que definen a las experiencias superconscientes, también llamadas del ser, cuando entran en el campo de la consciencia. Para el enfoque de la Astrología, durante la experiencia superconsciente irrumpen las energías de los planetas exteriores para integrarse a las energías personales y acompañar el camino. Por eso, en un paralelo, mencionaremos las cualidades superconscientes y la correlación simbólica astrológica:
Profundidad: es decir que llegan hasta el fondo, hasta la base del propio ser. Es una experiencia plutoniana.
Interiorización: van de la periferia al centro. Saturno tiene la capacidad de la centración.
Elevación: nos instan a ascender a un nivel más alto. Corresponde a la imagen saturnina de subir la montaña.
Sendero: es la vía a reconocer. El camino del Sol.
Expansión: la ampliación de los límites del yo se acompaña de la sensación de participar de algo más vasto. La experiencia de lo ilimitado es propia de Júpiter y Neptuno.
Desarrollo: es decir que aquello que estaba “arrollado” emerge, se activa, florece. El despertar es uraniano, la energía de lo desplegado es plutoniana.
Potenciación: es como si operara una energía fuerte y dinámica, por la cual se experimenta plenitud e intensidad de ser y de existir. Experiencia plutoniana.
Despertar: sensación de salir de las tinieblas de lo cotidiano. Experiencia de cambio y despertar uraniano.
Iluminación: la luz de una consciencia superior ilumina el mundo interno, arrojando luz sobre las dudas y problemas. La claridad e intuición de Urano ilumina el camino solar.
Gozo: es un estado de alegría y beatitud. Experiencia jupiteriana y venusina superior.
Renovación: regeneración, nacimiento de un nuevo ser interior. Fase plutoniana de renacimiento del alma.
Resurrección: es como regresar a un estado anterior perdido y olvidado. Neptuno y el regreso al paraíso.
Liberación: sensación de libertad interna. Urano es el principio liberador.
También Abraham Maslow define la consciencia del Ser como una dimensión que comprende no sólo lo religioso, sino también los valores éticos, estéticos, humanitarios y altruistas. Menciona un conjunto de valores o cualidades de este estado de consciencia, como: sentimiento de plenitud, integración, totalidad, completud, vitalidad, perfección, riqueza y sencillez, belleza, bondad, espontaneidad, alegría, humor, sentimiento de realidad y verdad, independencia, libertad interior y autosuficiencia.
La Astrología es óptima para reconocer y trabajar sobre los distintos niveles de consciencia: personal, existencial, transpersonal. Los planetas transpersonales son los activadores de la expansión, pero en su desarrollo intervienen todos los arquetipos planetarios. En los niveles existenciales y transpersonales consideramos la expresión elevada de Mercurio, Venus, Marte, Luna, Sol, la calidad de Júpiter y Saturno, como límite y umbral de los reinos transpersonales. Facilitan el trabajo evolutivo, los aspectos fluidos y las exaltaciones por signo, de los planetas personales: el Sol en Aries, la Luna en Tauro, Venus en Piscis, Marte en Capricornio, Júpiter en Cancer, Saturno en Libra. De ahí, también resulta el uso terapeútico, para que verdaderamente la crisis se transforme en una oportunidad. Con el fin de enfrentarla activamente es conveniente acompañar y facilitar la expresión mediante el arte, la música, la danza, el canto, el trabajo con los sueños y la meditación.
El enfoque terapéutico de la Astrología detecta en qué nivel se origina el conflicto, si es en el plano personal, social, afectivo, existencial, espiritual; cómo la persona toma contacto con él, ya sea con temor, angustia, confianza, fe, aceptación. Facilita la expresión más sana y evolutiva de los arquetipos involucrados:
El Sol como guía en el camino
La Luna como memoria consciente del pasado
Mercurio como la razón necesaria
Venus como el amor y la armonía universal
Marte como la capacidad ejecutiva
Júpiter como la esperanza en el futuro
Saturno como límite que impone la realidad
Quirón como sanador de la experiencia
Urano como liberador de viejas cargas
Neptuno como apertura a la inspiración y a la dimensión espiritual
Plutón como arquetipo de cierre y nuevo comienzo
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