La experiencia de vivir con nuestra pareja es sumamente enriquecedora. Debemos tomar en cuenta que debe basarse en el respeto, la comprensión y la aceptación del otro.
Aun cuando es muy probable que al principio de la relación todo sea color de rosa y un sueño hecho realidad, tarde o temprano aparecen los problemas de la convivencia. Tenemos entonces dos opciones: Podemos aprender de ellos y solucionarlos o podemos dejar que afecten nuestra relación al punto de precipitar su final.
Al pasar día con día al lado de mi pareja, pueden comenzar a molestarnos características del otro que antes no nos molestaban e incluso que antes se miraban como cualidades. Es por esta razón que debemos aprender a respetar la individualidad del otro. Si yo no soy tolerante con las diferencias individuales, estaré buscando constantemente algo que el otro no me puede dar, pues es imposible que sea igual que yo, piense igual que yo y actúe igual que yo. Con esta actitud únicamente damos lugar a infinidad de conflictos que llamamos de convivencia.
Por un lado, si yo respeto a mi pareja como ser individual y único que es, aprenderé a lidiar con algunas características de su personalidad y, por otro lado, si le dejo ver claramente que existen ciertas características suyas que me incomodan, probablemente él/ella tomará en cuenta mi sugerencia. El punto es dialogar y negociar con el otro lo que deseo obtener, pero a la vez ser tolerante con las diferencias.
Otro problema de la convivencia es que al pasar gran cantidad de tiempo juntos la rutina se apodera muchas veces de la relación, por esta razón no debemos olvidar el factor sorpresa. Con el día a día frecuentemente nos olvidamos de la importancia de tener detalles con el otro, por ejemplo, una cena romántica, una ida a la playa, ver una película juntos, etc. No se trata de gastar mucho dinero, simplemente de organizar algo especial y distinto para compartir al lado del ser amado.
Otra situación que dificulta la convivencia es cuando uno de los dos desea imponerse como "el jefe" de la relación, sin dejar que el otro exprese su opinión o tome decisiones sin su consentimiento. Esto lógicamente llega a cansar a la parte "oprimida" y cuando intenta rebelarse surgen los conflictos. El poder dialogar y tomar decisiones en conjunto es vital dentro de una pareja, si todo el tiempo es solamente una de las partes quien lleva la batuta, tarde o temprano cualquiera de los dos se agota y desea salir de esta situación.
Esto último también se aplica al momento de distribuirse las responsabilidades y gastos, pues al recaer nada más sobre un lado de la relación, llega un punto en que la convivencia puede volverse tirante y conflictiva.
Por último es importante recordar que el vivir junto al ser amado no implica perder la privacidad como individuo. La mayoría de seres humanos, unos en mayor medida que otros, necesitamos tener un espacio o momentos en los que deseamos estar solos, el que ahora vivamos con nuestra pareja no implica que debemos hacer y estar todo el tiempo juntos. Es útil reconocer cuando nuestra pareja o nosotros mismos necesitamos tiempo para estar a solas, pues de lo contrario la convivencia puede ser desgastante.
Es normal que en toda convivencia surjan problemas, pero si existe la fuerza de voluntad y dedicación de ambas partes, éstos se pueden sobrellevar sin dificultad.
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