¿Siente que su relación se ha convertido en una monotonía? ¿Una relación en donde la sorpresa brilla por su ausencia, dando lugar así al desencanto y distanciamiento? Si su respuesta es sí, estamos ante los signos de la rutina.
La mayoría de parejas comienza su relación con mucho amor e ilusión, pero el encanto de los primeros tiempos se puede extinguir en la rutina del día a día. Esa persona que prometía ser su mejor amigo o amiga para toda la vida, su alma gemela, ahora es alguien con quien se aburre y tiene pocas cosas en común. Todo esto crea tal confusión que se puede llegar al punto de dudar de los sentimientos.
Es importante tomar en cuenta que todas las parejas pasan por ciclos o etapas y en algunas existen más posibilidades de que la rutina aparezca. El inicio de la convivencia, a pesar de ser un período que genera gran entusiasmo, puede caer en la monotonía cuando la pareja descubre los contrastes entre las expectativas y la realidad.
Otra época donde se debe prestar especial cuidado es cuando nace el primer hijo, ya que se deben diferenciar claramente las funciones parentales de las conyugales, pues es común que el rol parental absorba por completo el conyugal, afectando de esta manera la relación de pareja. Cuando la pareja lleva muchos años juntos, también es común que la monotonía haga su aparición, pues es probable que sus miembros se encuentren absorbidos por el resto de actividades diarias.
A pesar de esto, hay que tomar en cuenta que cada pareja es distinta, así como la manera en que afrontan las crisis, por lo que no se puede generalizar que en determinada etapa de la vida de pareja, la monotonía surja. De cualquier forma vale la pena estar alertas y, si alguno de los signos mencionados anteriormente se encuentra presente en su relación, las siguientes sugerencias podrían ser de utilidad:
Buscar actividades nuevas que puedan realizarse en común, deportes, pasatiempos, etc. y compartir mediante el diálogo las experiencias individuales.
Compartir la responsabilidad. Jamás hay que esperar a que sea el otro miembro de la pareja el que decida todo el tiempo, ya que crea frustración. La responsabilidad de la toma de decisiones debe ser compartida por ambos.
Es importante no dejarse absorber por el resto de roles que se cumplen dentro de la sociedad, como el rol de padres, el rol como profesionales, el rol de hijos, etc. al punto que esto nos impida conservar la identidad como pareja. Por lo tanto, es recomendable estipular un tiempo especial en el cual compartan exclusivamente como pareja.
Conservar la ilusión. La sorpresa es un factor determinante para terminar con la rutina. El hecho de organizar una escapada de fin de semana o una cena romántica, sin que el otro lo espere, hace que la relación sea más apasionante.
Evitar juzgar a la pareja, ya que esto no permite mantenernos más abiertos y atentos a los pequeños detalles del otro, si nos encasillamos en que ya sabemos cómo reacciona o puede llegar a actuar nuestro compañero o compañera nosotros mismos estamos predisponiendo la actuación del otro.
Vale la pena poner en práctica las sugerencias mencionadas anteriormente, sin olvidar que uno de los principales ingredientes de una relación sana es la búsqueda constante de un xxxxxx tanto verbal como afectivo.
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