Durante cientos, quizá miles de años, las tribus indias del salvaje oeste de Norteamérica, narraron gran variedad de historias sobre espíritus de la naturaleza y otros seres sobrenaturales. Entre estas historias, la más misteriosa era la de "la gente pequeña".
Se decía que en la montaña existía gente diminuta, no más de 60 cm de alto y que tenían unas cualidades superiores a las de las personas humanas.
Un día de 1932, dos buscadores de oro que prospectaban el terreno, exploraban cuevas y recodos naturales en unas montañas cerca de la actual reserva india de Ohio. En una de estas cuevas encontraron un ser de apariencia sobrenatural; hasta el momento un ser totalmente desconocido para los colonos: una momia de un ser diminuto, sentado sobre las rodillas y su cara reflejaba una expresión de tranquilidad, serena y a la vez atenta.
Por respeto o por temor, dejaron la momia en su lugar, pero unos días después la codicia les animó a volver y cogerla. Con un fin lucrativo se llevaron la estatua y con ella también se llevaron algo mas. Sin saberlo estaban profanando un antiguo cementerio indio que estaba protegido por los espíritus de "la gente pequeña".
La diminuta momia ha pasado de mano en mano, y se dice que todos los que la han tenido han muerto en circunstancias inexplicables o por lo menos, extrañas.
En 1934 compraron la momia y la exhibieron al público, y este aunque no pudo analizar científicamente lo que parecía una nuevo misterio, sí pudo fotografiar y describier el aspecto que tenía: era de unos 41 cm, pero sentada no superaba los 15, de piel blonceada, cabeza achatada y mechones de cabello gris saliendo de la nuca, algo extravagante, y siniestro, una crueldad de la naturaleza- decían los visitantes al salir.
En 1950 ya había cambiado de manos varias veces (todos sus dueños ya muertos) y la momia pudo documentarse científicamente. Al parecer, la momia era un niño que sufría una enfermedad llamada Anencefalia, una deformidad del desarrollo del feto que da como resultado una malformación cerebral caracterizada por la ausencia parcial o total del cerebro, cráneo, y cuero cabelludo. Algo espeluznante.
Pero otros expertos tienen otra versión: no era un niño sino un adulto y la deformidad craneal es el producto de haber recibido un golpe muy fuerte. De hecho, en las imágenes se puede comprobar que hay restos del cerebro colgando ya disecado.
El interés sobre este asunto ha aumentado ya que gracias a los avances científicos en medicina y antropología que hoy existen se podrían haber hecho pruebas (como un análisis genético) y comprobar realmente de que se trataba. Pero el último dueño ha desaparecido con la momia, y hasta ahora aun no se sabe nada, no se tiene ningún dato ni pista sobre él ni la pequeña momia. ¿La maldición de la momia de los 15 cm ha actuado por última vez?
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