No podemos permanecer más tiempo cómo “hojas al viento”, precisamente en estos momentos de crisis donde nos abruman diariamente con derrumbes económicos, laborales, sociales….Nadie parece tener la fórmula mágica para remontar, nadie sabe a qué atenerse, no surgen alternativas claras y vivimos sumergidos en una constante incertidumbre…Lo que sí parece claro es que el “status quo” en el que vivíamos, no va a retornar y en estos momentos nuestra supervivencia y nuestro futuro está en juego.
Por todo ello, hay que espabilar. El victimismo nos hunde en pozos más profundos y no nos ayuda en absoluto. Hay que cambiar la queja por la pelea. Hay que adoptar la actitud del guerrero.
Hablo del “guerrero interior”, no de conquistas externas. En artículos anteriores hemos visto que por más logros externos que se consigan, la persona nunca estará satisfecha. Siempre querrá más y más.
Por el contrario, los cambios internos que hagamos, nos van a acompañar allá donde uno vaya. La victoria sería vivir en armonía con uno mismo, así como intentar ser impecable en nuestros actos.
¿Cuáles serían los pilares de este camino de transformación interna?
1.- Empezar por nuestro cuerpo, en el sentido de responsabilizarnos de él. Es nuestra envoltura material y merece nuestra atención y cuidado. Para alcanzar metas más elevadas, necesitamos contar con un vehículo apropiado y capaz. Por tanto, deberíamos comprometernos en alimentarnos de un modo más saludable así como practicar cualquier disciplina corporal que nos ayude a estar más ágiles y equilibrados.
2.- Abandonar el miedo, que es la emoción que nos paraliza para emprender nuevos retos.
3.-Estar dispuestos a tener una actitud de desapego con lo conocido, como si se tratase de la única realidad posible.
4.-Dejar a un lado el victimismo. La tristeza debilita y no encaja con tener poder personal
5.- Abrirse a la creatividad, a la novedad, a la improvisación, a la experimentación “prueba-error”. Revisar nuestros hábitos y dejar a un lado los que nos perjudican, sustituyéndolos por pautas más positivas y saludables.
6.- Filtrar y afrontar las emociones negativas, para neutralizarlas en lo posible. Olvidar actitudes negativas y mezquinas como la envidia, los celos, la competitividad, el resentimiento, la intransigencia… Cambiar todo ello por la empatía, la cooperación, el trabajo en equipo, la ecuanimidad…
7.- No temer los fracasos. El aprendizaje pasa por haberse equivocado y aprender de nuestros errores.
8.- Empezar por lo pequeño para llegar a lo grande. Marcarse al principio objetivos realistas que refuercen nuestra autoestima y nos convenzan que podemos emprender tareas y metas mayores.
9.-Actuar aquí y ahora. Aprovechar las oportunidades. Tomar decisiones. Orientarse a la acción, no divagar, para no dispersarnos.
10.- Reforzar nuestros puntos fuertes para que nos sirvan de apoyo y de acicate en nuestros intentos, así como conocer y vigilar nuestras debilidades para contrarrestarlas y tenerlas bajo control.
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