Existen capítulos de la vida que cuesta más cerrar. En muchos casos, las personas siguen estancadas durante más tiempo en su situación, simplemente, porque no dan el paso de perdonar y no sanan las heridas. Las cicatrices siguen abiertas al alimentar la llama del rencor. El perdón en el contexto de las relaciones personales no significa seguir manteniendo el contacto con otra persona sino lograr comprender lo que pasó y aceptarlo como tal.
El perdón te deja avanzar
Cuando te resistes a pasar página te niegas a perdonar. Cuando estás en ese punto, tienes una actitud ante la vida rígida e inflexible. En cambio, el perdón te ayuda a liberarte de verdad de esa carga tan pesada.
Perdonar no es fácil y además de un acto consciente, en más de una ocasión, requiere de una reflexión previa. Puede que a día de hoy no te sientas preparado para perdonar una herida reciente, sin embargo, lo más probable es que dentro de un tiempo cambie tu perspectiva y sí te sientas preparado para dar el paso.
El perdón es abrir la puerta de la libertad y romper ese candado que no te deja ser tú mismo. Existen expertos que reflexionan de una forma notable sobre el poder del perdón: Luis Rojas Marcos a través de la resiliencia y Víctor Frankl a través de la logoterapia.
Reconoce tus errores
Reconoce tus errores para poder comprender los de los demás. Cuando tomas conciencia de tu naturaleza imperfecta también eres más consciente de tus carencias por lo que puedes ponerte mejor en el lugar del otro. No se trata de justificarle sino de entender que en la grandeza humana también está la imperfección de tener mil fallos. Mientras te niegas a perdonar, te niegas a avanzar.
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