Cuando convivimos con alguien siempre habrán cosas que no nos terminan de gustar. Les pasa en mayor o menor grado a todas las parejas. Hay dos clases de cosas que no nos gustan:
1. Las que no podemos soportar: acciones o actitudes que reflejan principios que no solo no compartimos, sino que nos resultan intolerables, que dañan nuestra dignidad como persona o nos estancan, truncando nuestro crecimiento personal. Estas son muchas veces, causa de separación.
En estos casos, debemos estar claros de nuestros límites personales, de las cosas con las que podemos vivir y las que, por otro lado, nos son intolerables. Adicionalmente, una evaluación cruda de la persona con la que estamos es necesaria, para lograr aceptar que hay algo que es tan intolerable que tiene el potencial de ser causa de separación. La aceptación de que “te quiero, pero no puedo vivir con vos” es difícil pero necesaria en estos casos.
2. Los pequeños roces cotidianos: La mayoría de las cosas que nos causan molestias son los pequeños incidentes diarios, las conductas repetitivas que nos son incomprensibles y nos irritan por la simple razón de no ser hechas como nosotros las haríamos o como creemos que se deben hacer. En estos casos, hay dos maneras básicas de lidiar con los problemas:
Entender y negociar: Es importante estar claros que la otra persona no hace lo que hace por irritarnos, sino porque así lo ha hecho siempre (por costumbre, porque así se hacía en su casa, etc.) y que sus actitudes reflejan sus valores, principios, formas de pensar y ser que son totalmente respetables. Por tanto es importante intentar entender porque hace lo que hace, si es por inercia o porque así le parece correcto.
Luego, te quedan dos opciones: o respetás su forma de ser porque lográs estar de acuerdo con las razones por las que hace las cosas de las maneras que las hace o negocias un cambio. Es importante que esta negociación no se convierta en una imposición, porque si lo hacés como imposición, el cambio no será duradero y dentro de dos semanas estarán peleando (cada vez con menos paciencia) por lo mismo. Cuando se negocia, no se le pide a la persona que te va a dar, sino que uno da el primer paso y expone lo que uno está dispuesto a dar y entonces la otra persona dice lo que está dispuesto a dar a su vez.
Aprendo a aceptar las cosas que no puedo cambiar: no todo se puede cambiar. Hay cosas tan inherentes a las personas que no se pueden cambiar y es trabajo de la persona irritada, trabajar para aprender a aceptar las cosas que no puede cambiar. En este sentido, lo primero es aceptar a la otra persona como es, no como esperamos o queremos que sea. Muchas veces tenemos grandes decepciones y enojos por nuestra propia incapacidad para aceptar como es en realidad la persona que amamos. Entonces sería importante comprometernos a esperar de nuestra pareja las reacciones que generalmente ha tenido y no las que nosotros quisiéramos o esperamos. Una vez logremos aceptar eso, ya podemos interactuar de manera más astuta con esa persona.
http://www.tusexosentido.com/2010/11/15/las-cosas-que-odio-de-vos/