El Poder Mágico de las Preguntas que incesantemente nos hacemos es el de estimular la respuesta que se manifiesta en el destino que vivimos.
Si prestas atención cuando estás estresado o abrumado, es difícil diferenciar entre que se necesita lograr o lo que simplemente te molesta? El dialogo interno, esa vocesita que nos acompaña puede ser nuestro mejor aliado o nuestro peor enemigo.
El mapa mental de la realidad lo hacemos con gran cantidad de información que expresamos con palabras. Me acuerdo que mi abuelo hablaba de una calle larga en el pueblo de su niñez, para él era más grande que cualquier avenida de la ciudad. Cuando regresó de adulto se sorprendía de lo pequeña que era la calle larga. Su mapa de la niñez estaba compuesto por las palabras: grande y larga asociadas a la calle.
De la misma manera guardamos descripciones en las cuales omitimos gran parte de la información, la importancia de estas distorsiones del mapa es cuando limitan nuestras opciones de vida. Tener la siguiente idea “todos los ricos son malos” limita la prosperidad en tu vida.
Podemos cambiar esos Mapas Mentales al plantearnos preguntas inteligentes: Qué, Quién, Cómo, Cuando, Donde.
Así podríamos preguntarnos qué tan rica tiene que ser una persona para ser mala?, ¿Qué llamas ser rico?, Todos los ricos son malos o hay alguno bueno? A que llamas ser malo?.
Lo mismo puedes aplicar a un sueño que no se convierte en meta:¿ Quisiera graduarme y simplemente suspiras. Puedes añadir una que otra pregunta: Graduarme de qué?, ¿Qué necesito para graduarme? Si necesitas ayuda Cómo la vas a obtener? Y Cuándo la vas a obtener? ¿Cuál es el primer paso que puedo dar ahora mismo?.
Las Preguntas Inteligentes nos sirven como guía en la aventura de descubrir qué es importante y cuál es nuestra prioridad. Reformular nuestras preguntas pueden producir resultados más rápidos y más significativos, evitando el estancamiento del análisis sin acción concreta, que en ocasiones se produce por enfocarnos exclusivamente en el problema.
Lo primero que hay que decidir en la búsqueda de respuestas es ¿Cuál es su verdadero objetivo?. ¿Qué es lo que realmente quieres saber? Si no sabemos exactamente lo que estamos tratando de lograr, las cosas pueden confundirse muy rápidamente. Reflexiona algún tiempo para conseguir una idea clara de cuál es tu objetivo antes de ir más lejos.
Comienza a hacerte algunas preguntas sencillas:
¿Qué es lo que quiero en este momento?
¿Qué cosa puedo hacer o decir que me ayudará a guiar a las respuestas que busco en este momento?
No te hagas preguntas degradantes como: ¿Por qué soy tan tonto? Tu cerebro buscará la forma de darte los argumentos que buscas con la pregunta ¿Por qué?
Hazte algunas preguntas sencillas y positivas la próxima vez que estés luchando con algo, maravíllate con la magia de las preguntas que te guiará hasta el corazón de la solución de lo que estás trabajando, tratando, o buscando.
Una vez que hayas hecho estas preguntas, prepárate a escuchar las respuestas. Relájate y está atento, a veces surgen de manera inesperada, podrían ser por escrito en un diario, en una conversación con un amigo de confianza, el entrenador o asesor, o al salir de tu entorno por un tiempo corto, salir a caminar o mientras haces ejercicio. Los signos y los mensajes nos rodean cuando las preguntas han sido formuladas.
Las respuestas están en tu interior y solo esperan para brotar cuando son estimuladas por la pregunta y alimentadas con la Atención y la Calma.
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