El juego es algo indispensable en la vida de todo niño y niña. Nosotros como adultos entendemos las cosas hablando, los niños lo hacen jugando, también es importante que los adultos dedicaran un tiempo a jugar.
Para los adultos el soñar o el hablar sus cosas con alguien les permite ir elaborando situaciones, en el caso de los niños el sueño no es suficiente, ellos necesitan mediante el juego ir asimilando las cosas que viven (buenas, malas, dolorosas, emocionantes).
¿Para qué jugar?
Jugar tiene beneficios muy importantes
- Físicos: como el ejercicio, flexibilidad, psicomotricidad, maduración de músculos.
- Emocionales: entender situaciones, reducir la angustia, repetir situaciones traumatizantes y con ello tratar de asimilarlas, para relajarse, adquirir experiencia, expresar la agresión de forma aceptable, le ayuda a fortalecer su tolerancia a la frustración, a esperar turnos, a ser empáticos, en el control de sus impulsos.
- Sociales: el niño desde pequeño juega con su mamá y establece una relación, cuando crece se va relacionando con los otros niños, esto también le ayuda a comunicarse con ellos, a vivir la experiencia de rivalidad, competencia, aprender a negociar.
¿Cuándo no es normal el juego de mi hijo?
- Cuando hay mucha agresividad en el juego como utilizar mucho los colores rojo o negro, tachar caras de los dibujos, hacer armas, durante el juego que haya muchas muertes provocadas, cuando destroza violentamente sus juguetes, cuando al jugar con sus vecinos siempre termina en un pleito.
- Pinta con un solo color o bien no puede terminar un dibujo si no ha utilizado algún color en particular.
- Repite constantemente en el juego una situación traumática.
- NO JUEGA, no le llama la atención ningún juguete aún cuando tenga su cuarto llenísimo de ellos o no le interesa salir con sus vecinos, amigos del colegio a jugar.
Se puede resumir en: SI JUEGA O NO, ¿A QUÉ? ¿CON QUÉ JUEGA? Y ¿CON QUIÉN?
Algunos factores que podrían estarle afectando
- Un conflicto emocional
- Acoso escolar
- Depresión
- Trastorno de comportamiento
¿Qué puedo hacer?
- Facilitarle ambientes para que juegue e invitarlo a jugar.
- En ocasiones jugar con él; eso ayudará a fortalecer la relación.
- Platicar con él, no forzarlo a que te hable de eso que le preocupa o angustia; muchas veces él no sabe con claridad qué es lo que le pasa.
- Observarlo y conocerlo sin llegar a invadir su privacidad.
También sería importante realizar una valoración psicológica ya que algo podría estar causándole esa conflictiva. De esta manera se le podría ayudar para que su desarrollo continúe con la armonía y salud mental que necesita para enfrentar el mundo.
Lic. Lucero Gastélum