De repente, entre un grupo de nórdicos con la piel tostada por el sol, apareció el cazador de mariposas, que se plantó delante de Ariadna y le preguntó:
-¿Sigues buscando la felicidad?. Créeme, no vale la pena que la busques. La felicidad no se busca, se encuentra.
-¿Y dónde se encuentra?- añadió Ariadna.
-En todas partes y en ninguna, porque la felicidad no es una meta, sino sólo un perfume.
-¿Un perfume?- preguntó ella extrañada.
-Sí, es el perfume que desprende aquello que está bien hecho. Una puesta de sol perfecta, la caricia a un cachorro, la mirada de un ser amado, una canción sublime....cualquier momento inolvidable. Por eso no la puedes capturar como si fuera una mariposa.
Alex rovira
Francesc Miralles