Dar es igual a recibir.
La vida es simple. Hay leyes, por así llamarlas, que funcionan implacablemente y de las cuales podemos aprender para cambiar nuestros programas y mejorar nuestra experiencia.
Todo lo que creemos, lo creamos.
Todo en lo que nos enfocamos aumenta.
Si creemos en la escasez o que no nos alcanza, que no hay suficiente...así será. No tendremos suficiente.
Cuando damos, y lo hacemos con confianza en que hay para todos, cuando damos libremente, sin miedo, sin esperar nada a cambio, podemos tener fe en que recibiremos lo mismo o mucho más, no falla.
Si damos amor, damos dinero, damos sonrisas, decimos palabras que reconfortan, damos atención, damos libremente desde el corazón, nunca nos faltará nada.
Nuestra mente se centrará en la abundancia. Entonces tendremos cada vez más para compartir. Demos con confianza y alegría. Demos con la seguridad de que tenemos para dar.
Estamos hechos de la misma sustancia de Dios. Somos información y energía. Somos creadores.
Aprendamos a quitarnos los velos. Dejemos atrás todas nuestras creencias limitativas. Usemos nuestro poder y hagamos algo por nuestro prójimo.
Como sabes, lo que damos nos lo estamos dando a nosotros mismos y es así literalmente.
Has la prueba con pequeñas acciones sin esperar nada a cambio. La felicidad es una de las más grandes recompensas que obtendrás.
Sólo es un cambio de enfoque y te cambiará la vida.
Todo cambia.
Incluso nosotros nos encontramos en continuo movimiento y transformación...
Hoy no somos iguales que ayer ni somos lo que seremos mañana.
Nuestras células cambian, hasta nuestros pensamientos son otros a cada instante.
Entonces, te has preguntado por qué nuestros recuerdos son los mismos? Solo nuestras memorias están fijas en el espacio y en el tiempo...Y nos permitimos hacer juicios, analizar, tener opiniones en base a algo que ya no es...
Date el permiso de cuestionar la validez de tus interpretaciones, de tus creencias. Ellas están ancladas en algo que ya no existe, que tal vez nunca existió, y que ahora ya no nos sirve.
Dejemos que nuestras memorias cambien también. Dejemos a nuestros recuerdos ser lo que son: solo un peldaño en el proceso de aprendizaje de la vida.
Soltemos cualquier enganche con ellos, con el pasado, para estar abiertos cada día, cada instante, a seguir creando nuevas formas de pensar.
Abandonemos nuestros juicios y opiniones que nos aprisionan a viejas conductas y estemos dispuestos, flexibles y abiertos de corazón, para así poder estar en armonía con los cambios que a cada instante ocurren y poder seguir libremente el ritmo de la vida.
Nuestras palabras crean realidad.
Cuando sembramos una semilla lo que esperamos de ella es que crezca. Igual sucede con lo que decimos. Nuestras palabras tienen poder creativo. Cuando hablamos, le estamos dando vida a lo que decimos. Estamos sembrando las semillas de un árbol.
Somos quienes somos porque lo hemos pensado y hablado en el pasado y todo lo que decimos se convierte en una profecía auto realizada.
Lo que decimos de nosotros mismos es lo que estamos creyendo y creando.
Si no te gusta lo que estas experimentando comienza a cambiar tus palabras. No sembremos semillas negativas y pongamos mucha atención a nuestras palabras.
Aprendamos a profetizar solo lo bueno y la semilla del bien y así será la realidad que vamos a tener.
Somos responsables de crear nuestra realidad. En nuestras manos está también tener la vida que queremos tener.
Jocelyne Ramniceanu
un beso y una linda sonrisa