Muchos preconceptos y falta de conocimiento real, hacen que los mitos sexuales se multipliquen y tomen formas inimaginables.
Reuniones de amigas, salidas de hombres, experiencias contadas por terceros, verdades a medias... todo va tomando forma cuando de sexo se trata, y sin querer, la tormenta mental no deja distinguir lo verdadero de lo falso. Es entonces que aparecen "los mitos".
Por ello, en esta nota, el doctor José Luis Rodríguez, sexólogo, especialista en disfunciones sexuales, y médico psicoterapeuta (sexología clínica), responde acerca de determinadas "verdades"... que en realidad son mitos.
¿Sí o no?
"Sólo un pene grande satisface a una mujer"
Mito. La sensibilidad vaginal se encuentra en el tercio externo, lo que significa en los tres primeros centímetros de la vagina. Además la mejor estimulación es la que se da en el aparato clitoral y la vulva. Por si fuera poco, en el momento de mayor excitación ese tercio externo se estrecha, lo que significa que tampoco importa el grosor.
"Si la mujer no tiene relaciones durante mucho tiempo, sus paredes vaginales tienden a cerrarse"
Mito. Mientras esa mujer está sana y sus hormonas están en niveles normales, el trofismo de las paredes de la vagina se mantiene y su elasticidad también.
"La vasectomía reduce el apetito sexual"
Mito. En esta intervención lo que se hace es cortar los conductos que transportan los espermatozoides hasta las vesículas seminales, lo que es la función exocrina (hacia afuera) del testículo. La función endocrina (hacia adentro), que es la producción de testosterona se realiza hacia la red de vasos sanguíneos del testículo y no se altera de ninguna forma. La testosterona es la responsable del deseo sexual y del buen funcionamiento de los genitales masculinos.
"Sólo al haber eyaculación hay embarazo"
Mito. Previo a la eyaculación, dos glándulas que están debajo de la próstata y que se llaman glándulas de Cowper, producen un líquido translúcido que lubrica el conducto urinario para facilitar la salida del semen. Ese líquido se emite un buen rato antes de la eyaculación y de manera insensible. Por una cuestión de vecindad, puede tener espermatozoides y entonces, aunque el varón no eyacule, o lo haga fuera de la vagina, pueden producirse embarazos.
"Eyaculación es sinónimo de orgasmo"
Mito. Si bien la eyaculación y el orgasmo son fenómenos coincidentes, no necesariamente son sinónimos. Hay varones más afortunados que otros que pueden tener orgasmos sin eyaculación y entonces aparece la posibilidad de más de un orgasmo en la relación sexual, y otros menos afortunados que tienen eyaculación pero no orgasmo. Este último problema es lo que describimos como anhedonia eyaculatoria y algunos autores como anorgasmia masculina.
Considero que el primer término es más descriptivo y claro; si bien es un problema poco frecuente, existe.
"Ingerir semen no es dañino, tiene propiedades, y no transmite ninguna enfermedad"
Mito. Las supuestas propiedades son solamente buenas para los espermatozoides ya que el líquido seminal es el que les aporta nutrientes y energía para sobrevivir luego de la eyaculación. Este mito es muy peligroso justamente porque el semen puede constituir un excelente vehículo para la transmisión de infecciones, desde la sífilis hasta el VIH. Ante la duda, siempre con preservativo.
"El alcohol es un estimulante sexual"
Mito. Ya referido por Shakespeare allá por el 1500 cuando hace decir a uno de sus personajes: "el alcohol, mi señor, enciende el deseo pero apaga la llama". El alcohol es un bloqueante de la conducción nerviosa, un inhibidor. Lo que pasa es que lo primero que inhibe son los centros de nuestro cerebro que actúan "controlando" nuestros impulsos y hacen que uno se sienta con más coraje. En la mujer el efecto no va a ser tan notable porque solamente va a disminuir la lubricación vaginal, lo que puede subsanarse con algún lubricante adicional. En el varón, en cambio, el efecto es más claro y devastador, la pérdida o ausencia total de erección.
"Cuanto mayor es la frecuencia sexual, mayor el desgaste"
Mito. Una relación sexual normal no insume más gasto que el de subir por escalera dos pisos a paso veloz. Hace años se realizaron estudios para determinar cuánto tiempo necesitaba un atleta entrenado para, luego de una relación sexual, rendir al máximo en su disciplina: cinco minutos. Este mito, a diferencia de los otros, se apoya en una media verdad (lo que lo hace más peligroso). La media verdad es todo lo que puede rodear esa relación sexual en muchas parejas: salir tarde, bailar, tomar alcohol, comer mucho, querer realizar proezas sexuales, tratar de repetirlas, dormirse mucho más tarde. En todo esto, lo que menos cansa y desgasta es el sexo.
"Una vez que la pareja tuvo sexo, si el hombre es un buen amante puede tener relaciones dos veces más, mínimo"
Mito. Trata de establecer una pauta reducida a un número, a la cantidad más que a la consabida calidad. Cada pareja tendrá su propio ritmo a su propia satisfacción y si su satisfacción marca que luego de una relación sexual se sienten relajados, cómodos, disfrutando del afecto y de la intimidad y quieren dormir, está perfecto.
"El mínimo de tiempo para que el hombre no se considere eyaculador precoz es de diez a quince minutos"
Mito. Y mito por partida triple. En primer lugar porque nadie tiene un cronómetro a la hora de tener relaciones sexuales. Segundo, porque la calidad de una relación no puede definirse en función del tiempo. Y tercero, y más importante, es que la eyaculación precoz se define como la incapacidad del varón para tolerar períodos largos de excitación y la incapacidad de percibir las sensaciones previas al reflejo de la eyaculación que le permitan controlarlo.
Analía de la Llana-