Probablemente todos conocemos a alguien “inseguro”. Normalmente podemos identificar esta característica en los demás, pero recuerdo a pocas personas entonando un rotundo “soy inseguro”. ¿Qué quiere decir entonces? ¿A qué nos referimos cuando adjudicamos ese adjetivo a alguien, pero no somos capaces de identificarlo en nosotros?
Los siguientes aspectos son comunes en las personas inseguras:
- Mal concepto de sí mismo- Baja autoestima- Dificultad para tomar decisiones- Sentimiento de inferioridad con respecto a los demás- Sentimiento de duda con respecto a sus propias capacidades- Necesidad de aprobación- Necesidad de aceptación- Miedo a la crítica- Preferencia por gustarle a todo el mundo- Perfeccionismo en algunos casos- Desconfianza, dudas…La mayoría de las personas vivimos momentos en nuestras vidas en los que podemos no sentirnos seguros del todo. Es difícil que nos sintamos 100% seguros siempre con respecto a las cosas y a los demás. Esto es algo natural. Pero en las personas a las que la inseguridad ataca de forma constante, o incluso forma parte de su personalidad, puede interferir en cómo la persona se desenvuelve en su entorno y en su auto-concepto.
La persona insegura suele valorar más la opinión de los demás que la suya propia. Cuando es aceptada y valorada por alguien, se siente bien y reconfortada, pero cuando se siente rechazada, que no encaja, o es objeto de crítica, se siente mal. Suele poner en manos de otros su propia valía, por tanto, intenta gustarle a todo el mundo, a pesar de ser esto una tarea difícil porque no todos somos iguales. La persona intenta “caer” simpática, divertida, o hace parecer que tiene ciertas cualidades socialmente aceptables y destacables.
A menudo asociamos la persona insegura a la timidez. Pero es algo que se debe diferenciar. Una persona tímida puede tener mucha seguridad en sí misma, pero ser más reservada en un primer contacto social, o en ciertas actividades más “atrevidas”, pero resolverlas con éxito si se lo propone. Y a su vez, una persona insegura puede mostrar un carácter extrovertido, “hiper-sociable” y con apariencia segura y descarada, cuando su interior es distinto.
La baja autoestima es uno de los rasgos clave en una persona insegura. Por eso puede confundirnos una persona extrovertida, sociable y decidida, pero que tiene, en el fondo, una necesidad de aprobación por parte de los demás y temor a la crítica. En realidad, la autoestima que tienen se llama “falsa autoestima” puesto que está “inflada” por el refuerzo que obtiene por sus conductas. La autoestima real es otra: la que responde al afecto y confianza que tenemos en nosotros mismos, al valor que nos damos, independientemente de lo que piensen los demás, y que hemos llegado a conseguir por la superación de retos y dificultades en la vida que nos han hecho realmente fuertes y válidos en un terreno u otro de la vida.
La confianza en uno mismo no es tener un sentimiento de superioridad con respecto a los demás, ni ejercer alguna autoridad sobre ellos, sino un sentimiento de independencia.
Son muchas las técnicas que pueden ayudarnos a mejorar nuestra autoestima, seguridad y confianza en nosotros mismos. Pero podríamos empezar por hacer un análisis de nuestros verdaderos logros en la vida según nuestros propios valores, de las verdaderas aptitudes y capacidades que tenemos, y olvidarnos por un momento de que los jueces son los “demás”, sino nuestra propia conciencia. También tendremos que descubrir que la vida no es perfecta, “yo” tampoco, y los demás tampoco lo son.