La mente humana tiene diversas habitaciones y los huéspedes principales se acomodan en el subconsciente.
El hecho evidente que nuestra mente subconsciente va conformando nuestra vida, lo observamos en las pruebas de la hipnosis clínica. Bajo el estado hipnótico es posible cambiar ideas, prejuicios y conceptos de un individuo, hasta el punto que lleguen a formar parte de él y por lo tanto, este llega a cambiar su esfera mental, modificando posteriormente su conducta externa. En el caso de los hábitos destructivos para la salud, como por ejemplo, el tabaquismo o el alcoholismo, resulta de mucha utilidad, puesto que en el estado consciente, muchas personas carecen de la voluntad suficiente para implantarse nuevos ideales por los que luchar.
Sabemos científicamente, que el ser humano está mucho más capacitado para recordar hechos y situaciones que para memorizar números o letras. Nuestra memoria emocional es mucho más potente que la memoria del intelecto, pero cuidado, porque ello supone un arma de doble filo si no sabemos manejarla bien.
Los recuerdos y experiencias de los primeros años de vida, en los que nuestra personalidad está formándose son muy importantes porque de ellos depende en gran medida como se desarrollará nuestra existencia. Todas estas vivencias unidas a los acontecimientos futuros de nuestra vida, van desarrollando nuestras creencias más íntimas y ellas se instalan en nuestra mente subconsciente.
Las funciones de control de nuestra mente, en las que rige la lógica y el intelecto, son mantenidas por el hemisferio derecho del cerebro, y son la parte consciente de nuestra vida. ¿Pero, que hay de aquellos pensamientos y sentimientos que mantenemos en lo más íntimo de nuestro ser y de los que en el devenir cotidiano no somos conscientes?
Pues bien, esa parte tan olvidada, es la principal de nuestra mente. Es en definitiva nuestra guía interna y que sea positiva o negativa depende de las órdenes que en ella se hayan introducido.
La mente subconsciente actúa de forma similar al hardware de un ordenador, es decir está siempre ahí independientemente del programa que estemos ejecutando.
La vida en su generosidad, nos da al ser humano la oportunidad de modificar nuestra programación, nuestro subconsciente, siempre que lo deseamos. La estructura siempre será la misma, pero en ella podemos introducir el programa que deseemos: amor, perdón, comprensión, fortaleza, esfuerzo, valentía o también odio, rencor, miedo, cobardía, venganza, etc.
Muchas personas se comportan de forma pasiva, de tal manera que es como si permitiesen al ordenador ejecutar el programa que él deseara y se limitaran a ser meros espectadores.
Es nuestra elección, la mente no elige, ERES TU QUIEN ELIGE y en función de esa elección cosecharás tus resultados.
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