Ponte recto y estira tu cuerpo con los brazos hacia arriba.
Bájalos y acomódate en la silla.
Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Repite para ti: “Todo está bien”. “Todo va a salir bien”.
Abre los ojos y continúa con lo que estabas haciendo.
¿Has notado como la calma y la relajación, llegaban a ti?
No es necesario que te esfuerces para sentir unos instantes de paz mental.
Tan solo respira de modo consciente y disfruta de las sensaciones que recorren tu cuerpo.
En ocasiones nos ponemos mil excusas para no hacer algo que nos beneficia…
“No tengo tiempo para meditar”, “Ya lo haré el fin de semana”, “Con lo ocupado que estoy, no puedo desperdiciar mis horas, desconectando ni un segundo”…
A pesar de todas las trabas que nos empeñamos en ponernos, nuestro cuerpo es sabio y suele darnos avisos para que disminuyamos el ritmo y prestemos atención a lo importante.
Si tropiezas y te haces un esguince en el pie, es probable que tengas que escuchar mejor tus necesidades…
Si todos los días te duele la cabeza, tal vez necesites un respiro en tus quehaceres diarios…
Repito… No tienes que estar horas meditando o relajándote.
Con cinco minutos basta.
Sé que suena a receta mágica, que parece algo sin sentido…
Pero, te aseguro que funciona.
Si cada lapso de tiempo dejas de hacer la actividad que estabas haciendo, y realizas un par de estiramientos y respiraciones profundas, todo lo verás más claro.
Tu mente está despierta en todo momento, aunque tú estés inactivo.
Por eso, es importante que en algún momento del día, seas consciente de ella y de tu respiración.
Ese instante es casi mágico, pues tu presente deja de enfocarse en el pasado o el futuro y tan solo existe el ahora.
Un ahora, donde las preocupaciones no existen y los miedos se han esfumado.
Recuerda: Busca tu equilibrio mental en cinco minutos.
Tú puedes.