Para Sigmund Freud, médico psiquiatra fundador del Psicoanálisis, que fue uno de los científicos que se dedicó con mayor profundidad a la interpretación del contenido onírico, los sueños son deseos inconscientes y son simbólicos.
Estas representaciones simbólicas tienen el mismo significado para toda la humanidad pero dentro del contenido de un sueño la interpretación de esos símbolos depende de la situación del soñante y sólo él puede relacionarlo con su vida personal.
Por esta razón no se puede interpretar un sueño sin conocer a la persona que lo soñó; solamente el profesional que conoce el significado universal de los símbolos puede descifrar las representaciones que contienen los sueños y luego, con la participación del soñante llegar a interpretarlo.
El símbolo es una representación que significa algo más que su significado inmediato y obvio. Contiene una parte inconsciente significativa que rara vez puede ser totalmente conocido con precisión.
Cuando se trata de símbolos la mente trasciende la razón y pasa a otro nivel de conocimiento no racional más allá del entendimiento humano.
El símbolo es utilizado para representar conceptos que no podemos definir ni comprender, pero el hombre también produce símbolos en forma inconsciente y espontánea durante los sueños.
El hombre en su vida consciente tiene limitada su percepción por los sentidos y aunque se ayude con tecnología avanzada, todavía no alcanza a conocer la naturaleza última de la materia de la que forma parte.
Pero a nivel inconsciente el hombre tiene la capacidad de ampliar su percepción y darse cuenta de este conocimiento por intuición, como un cierto tipo de reflexión tardía.
El estudio de los sueños facilitó a los investigadores ahondar más en el aspecto inconsciente de los sucesos de la psique consciente.
La existencia del inconsciente es una suposición cuya existencia muchos niegan porque, entre otras cosas, implicaría la existencia de dos personalidades en un mismo individuo.
Pero no es tan desacertada ese supuesto teniendo en cuenta que la tragedia del hombre moderno y también del antiguo, es la lucha interna consigo mismo.
El hombre fue desarrollando la conciencia en forma lenta a lo largo de muchas eras y el enigma de su psique es tan grande como el misterio que aún oculta la naturaleza.
La conciencia humana aún está fragmentada; y esa escisión produce neurosis.
Los sueños están asociados con problemas y pensamientos conscientes y los síntomas neuróticos, como la histeria, algunos dolores y la conducta anormal tienen también significado simbólico.
Estos síntomas son un medio por el cual se expresa el inconsciente en forma simbólica.
Freud utilizó la técnica de la interpretación de los sueños como punto de partida para la exploración del problema inconsciente de los pacientes.
Carl Gustav Jung tiene un concepto del inconsciente mucho más amplio. Para él el inconsciente no es solamente un depósito de experiencias del pasado sino que también tiene los gérmenes de futuras situaciones psíquicas, pensamientos nuevos e ideas creativas que anteriormente jamás fueron conscientes.
En la historia de la ciencia existen muchos ejemplos, muchos artistas, filósofos y aún científicos, verdaderos genios que han tenido sus mejores ideas o inspiraciones en forma súbita procedentes de su inconsciente.
Los sueños tienen una estructura diferente a la vida consciente, la trama puede ser ridícula y contradictoria, se pierde el sentido del tiempo y las cosas y las personas pueden desafiar las leyes de la física, volar, caminar sobre el agua, estar en el espacio sin ninguna protección, etc.
El hombre moderno envía al inconsciente toda representación incomprensible, porque su mente racional consciente se niega a integrarla a su vida cotidiana. No sucede lo mismo en algunas tribus aún en estado salvaje que pueden aceptar las ideas que no comprenden e integrarlas.
Estamos tan acostumbrados a la naturaleza evidente de nuestro mundo que no podemos imaginar que suceda algo que no se pueda explicar racionalmente.
Los terrores que persiguen al hombre de hoy en nuestra complicada civilización pueden ser mucho más amenazadores que los del hombre primitivo, que podía atribuir los fenómenos que no comprendía a algo superior que no podía conocer.
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