Muchas veces son los falsos límites que nosotros mismos nos auto imponemos los que terminan por matar nuestra creatividad. Sin esos límites mentales seríamos mucho más efectivos en la resolución de problemas. En este artículo vamos a ver como la capacidad de enfocar de manera alternativa y poco usual un reto nos puede deparar una sorprendente solución.
En cierta ocasión leí la historia de un profesor de diseño que pidió a sus alumnos en una de sus clases crear un avión de papel con una hoja tamaño A4. El reto consistía en hacer que volara al menos 30 metros. Los alumnos de pusieron manos a la obra, y cada uno fue diseñando y construyendo su propio modelo de avión utilizando aquella hoja de papel. Una vez terminados todos los aviones, resultó evidente que cada uno de los alumnos había utilizado una estrategia diferente para construir su avión: los había pequeños y grandes, estrechos y anchos,… Pero cuando cada uno de los alumnos lanzó su avión de papel para tratar de superar el reto de que volara al menos 30 metros, ninguno de ellos lo logró. Entonces, uno de los alumnos después de varios intentos sin lograrlo, presa de la frustración arrugó su avión de papel formando una bola, y lo lanzó con furia hacia el otro extremo de la sala. La bola de papel surcó el aire y aterrizó bastante más allá de los 30 metros requeridos…
El profesor cogió aquella bola de papel y dijo a los alumnos: “Declaro a esta bola de papel la ganadora del reto”. Y luego, mirando fijamente a sus alumnos les dijo:
¿Quién ha dicho que los aviones tengan que parecer aviones?
¡Que gran lección! En innumerables ocasiones estamos tan encasillados en una manera determinada de pensar que ello mata toda nuestra creatividad. Estamos viendo barreras donde no las hay fruto de nuestros falsos límites mentales y creativos.
Podemos extraer una gran lección de esta historia. Cuando nos sintamos atrapados en una situación o reto a la que no encontremos salida o solución, tratemos de pensar de un modo diferente. Elijamos una dinámica de pensamiento diferente a la tradicional. Abramos la mente a nuevas opciones y caminos, pensando simplemente en el objetivo a conseguir y no en un modo concreto de hacerlo. Lo importante es llegar al destino, y generalmente para hacerlo no existe un único camino, sino miles de ellos.
Nunca lo olvides: un avión lo importante es que vuele bien. Lo de menos es que parezca un avión.
© 2013 José María Vicedo -
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