Las fantasías sexuales son productos de la imaginación que todos somos capaces de crear. Algunas son placenteras y excitantes mientras que otras pueden resultar desconcertantes y hasta incomodas. Son pensamientos sexualmente eróticos que constituyen una forma de expresión sexual.
El uso de la imaginación sexual es muy variado. Muchas veces es usada para inducir o aumentar la excitación sexual, cosa que puede suceder en solitario cuando no hay un compañero disponible, pero también es común que sea usada durante la actividad sexual con alguien. Otros la usan para incrementar la excitación y convertir la situación habitual, en una más apasionada.
La fantasía, no sólo despierta el deseo, también puede contribuir a la excitación (provocar erecciones y lubricación vaginal), e incluso puede llevarnos al orgasmo, tal como sucede cuando despertamos con las sábanas humedecidas tras un estimulante sueño erótico, sin que se haya producido contacto alguno sobre los genitales.
Hay fantasías que se producen de manera voluntaria y a las que se puede recurrir en momentos de excitación, masturbación o coito. Suelen ser fantasías agradables, que no generan gran ansiedad y con las que la persona se siente muy a gusto.
Sin embargo, hay otra serie de fantasías que no están tanto bajo el control de la voluntad. Se presentan en la mente sin previo aviso y con mucha dificultad pueden llegar a evitarse. En caso de producir ansiedad o malestar pueden resultar especialmente nocivas para el sujeto, dado que pueden impregnar y echar a perder toda la experiencia sexual.
Pero, no caigas en la tentación de fantasear con otra persona que no sea tu amante durante el acto amoroso. Tienes que estar presente con tu amante, emocional y espiritualmente, de manera que tu atención no se distraiga del xxxxxx y la sutil mezcla de energías sexuales de ambos.
El peligro de depender de la fantasía sexual es que el sexo se limite a un viaje mental. Si el sexo se convierte en un juego mental puede sacarte de lo que sientes y bloquear la parte más profunda de tu ser, pues no estarás viviendo el momento presente sino proyectándote hacia el futuro.
Si tienes fantasías en las que haces daño, o te hacen daño, no te preocupes. Una fantasía no se lleva a la práctica habitualmente. El único daño que puedes hacer con estas fantasías es el daño que te haces a ti mismo si te sientes culpable. No son ningún pecado, piensa en ellas como si vieses una película. Aunque este tipo de fantasías es mejor no llevarlas a la práctica, ya que la gente que lo ha probado normalmente se ha sentido mal después.
Si tienes fantasías en las que tienes relaciones con personas de tu sexo (fantasías homosexuales), piensa que mucha gente las tiene y que no por eso significa que seas homosexual. Disfrútalas sin miedo.
PUBLICADO POR ESPAI TERAPEUTIC