Para acercarnos a nuestra felicidad, a nuestras metas, siempre estamos concentrados en las cosas que tenemos que hacer, pero ¿qué sucede con esas cosas que tenemos que dejar de hacer? No basta solamente con tomar los caminos correctos, también es necesario abandonar todos aquellos patrones que finalmente nos hacen daño.
¿Cuáles son las cosas que seguimos haciendo que terminan estorbándonos? ¿qué nos está impidiendo ser felices? Quizás seguimos atados a ciertas creencias que terminan entorpeciendo toda nuestra maravillosa creación, es hora de poner manos a la obra y decididamente abandonar lo que no es funcional a nuestro verdadero deseo.
Una de las cosas fundamentales en las que todos, tarde o temprano caemos, son las excusas. “No tengo tiempo” “es demasiado difícil” “parece interesante pero no sé cómo aplicarlo” Seamos responsables de nuestras decisiones, pensemos un poco la manera en cómo nos hablamos, si ante nuevos desafíos ya comenzamos diciendo “qué difícil, qué complicado” evidentemente estamos preparando a nuestra mente para un fracaso rotundo. Proclamo que tendríamos que olvidarnos de la palabra difícil en nuestro vocabulario.
Evitemos culpar a los demás o quejarnos de nuestra mala suerte, sí las cosas malas nos suceden a absolutamente todos, a veces son realidades realmente terribles las que tenemos que afrontar, pero eso no quiere decir que no podamos resurgir victoriosos de todo ese caos. Seamos responsables de nuestra vida a partir de hoy, hay cosas que no podremos controlar, pero nuestra actitud siempre es nuestra y podemos elegir rendirnos o pensar en caminos alternativos para seguir adelante.
Otro problema es el no tener rumbo, no somos tablas de madera a la deriva de las mareas del destino, somos los creadores de nuestra vida, de nuestras oportunidades y de nuestra felicidad. Necesitamos un plan, una dirección, un propósito. Sí, quizás todavía no lo hayas encontrado, pero dedícate a hallarlo, tarde o temprano, si así lo decidimos, encontramos nuestro camino.
Te propongo que para mejorar tus habilidades en cuanto a la elección de metas, dediques un día a pensar cuáles son las áreas de tu vida que necesitan cambiar o mejorar, salud, dinero, familia, pareja, etc. De mayor a menor posiciona estas metas. Escoge las tres más importantes y decide poner suficiente tiempo para realizarlas, intégralas en tu rutina diaria.
Y para bajar más a tierra aún el concepto, lee el modelo SMART y aplícalo para todas tus metas:
1) Específicas: Las metas tienen que enfatizar lo que queremos que suceda. Al ser específico podemos concentrar nuestros esfuerzos de una manera más eficaz y definir claramente lo que vamos a hacer. ¿Qué es lo que vas a hacer? ¿Qué es lo importante en este momento? ¿Qué es lo que quieres lograr?
2) Mensurables: En la medida de lo posible elijamos metas cuyo progreso pueda ser medido, por ejemplo, si queremos estudiar un libro, digamos “quiero leer 50 páginas hoy” no simplemente “quiero leer un libro”. Criterios concretos para medir nuestro progreso nos ayudará a mantenernos enfocados, a alegrarnos cuando veamos algún pequeño avance y a sentirnos más motivados de alcanzar el siguiente paso. Así contamos con la maravillosa paz mental de que estamos haciendo algo.
3) Que se puedan conseguir: Cuando tengamos establecido nuestro objetivo, pensemos cuáles son los posibles caminos para acercarnos a esto. Pensemos qué es lo que tenemos que hacer para desarrollar las actitudes, habilidades y capacidades necesarias para lograr nuestra meta. ¿Cómo podemos hacer para que esto se cumpla en nuestra vida?
4) Realistas: En este caso significa realizable, que poco a poco nos vayamos adaptando a lo que queremos hacer, que sean cosas que nos saquen un poco de la zona de comodidad, esa zona donde nos sentimos seguros y estamos familiarizados con lo que sucede, donde quizás hasta podamos sentirnos en cierto control. Será necesario ir un pasito más allá, colocar “la barra” lo suficientemente alta para que nos tengamos que esforzar, pero no tan alta que sea imposible de alcanzar.
5) Que se cumplan dentro de un tiempo específico: Escoge un tiempo adecuado para lograr tu meta, adelgazar diez kilos en seis meses, mejorar tus ingresos en un año. El tiempo que elijas tendrá que ser realista y alcanzable.
Evita perder el tiempo jugando con internet, o la televisión, por supuesto que puedes dedicar ratos al ocio y es más, esto es necesario, simplemente ten en consideración que el tiempo también necesita ser productivo, un pequeño paso a la vez. Cuando rompemos las cadenas de la inercia, cosas emocionantes comienzan a suceder, conozcamos gente nueva, démosle rienda suelta a nuestras ideas, estemos dispuestos a siempre aprender algo nuevo.
La procrastinación hace las cosas complicadas, el eterno postergar puede convertirse en algo que termina siendo un gigantesco estorbo para nuestra energía psíquica. Trabaja en tu objetivo, enumera las cosas que tienes que completar en el día, recuerda de ordenar tus asuntos pendientes en orden de importancia.
Ya conoces lo que tienes que hacer, lo que tienes que evitar también, no esperes más y aventúrate a ser el escritor de esta maravillosa historia llamada vida.
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