Caemos en el error de que las cosas externas son las dueñas de nuestra felicidad, solemos confundir felicidad con nivel de ingresos, competencia, cosas a veces que son para impresionar a los demás. No digo que esté mal desear avanzar o ser ambiciosos en nuestras metas, pero es que a veces nos enfocamos tanto en el final que nos vamos olvidando del hermoso proceso o de los pequeños y grandes logros que ya poseemos y nos pueden brindar paz y alegría para disfrutar del ahora.
La felicidad proviene de desarrollarnos como personas, de un termómetro interno. ¿Podríamos llegar a cambiar nuestro nivel de felicidad y así cambiar la manera en que percibimos nuestra propia historia?
Solemos creer que somos felices o no lo somos, blanco o negro. Aunque en realidad la vida no es tan tajante, posee un sinfín de matices y de momentos, podemos ser establemente felices y por supuesto que vamos a sufrir por determinada situación (lo cual no nos hace infelices de por sí, es tan sólo un momento) y viceversa, podemos sentirnos siempre miserables y rescatar unos efímeros instantes de alegría en alguna afortunada y escasa ocasión. Comencemos a ver la felicidad como algo más accesible, no como el milagro que le sucede a unos pocos bendecidos.
El 90% de nuestra felicidad se predice por la manera en que nuestro cerebro procesa el mundo, si cambiamos nuestra manera de ver las cosas, si comenzamos a pensar que la felicidad es algo que podemos crear desde nuestro interior, entonces seremos capaces de cambiar la forma en que percibimos nuestra realidad. Ya no seremos los eternos buscadores de lo externo, sino los creadores desde lo interno.
Lo que realmente nos hace sentir completos y exitosos en el amplio sentido de la palabra es la felicidad verdadera interna, la que funciona como motor para que todo lo demás vaya encajando en su lugar. Si logras incrementar tu nivel de optimismo tienes lo que se llama la ventaja de la felicidad. Cuando nuestra mente piensa en términos positivos se desenvuelve mejor que cuando estás estressado, o pesimista. Es así que nuestra inteligencia despierta y la creatividad aumenta.
La felicidad se encuentra en los detalles y en las interpretaciones que nosotros decidimos darle a las circunstancias. Hacer pequeños cambios en nuestra rutina nos acerca a tener esta nueva perspectiva sobre la vida. Ejercicios como los mencionados en artículos anteriores, como la carta de agradecimiento, perdonarse a sí mismo, ayudar a alguien, son pasos seguro hacia un cambio en nuestro pensar y sentir.
Comienza hoy mismo a crear tu felicidad, a darle importancia a lo que sientes, escoge mejor tus pensamientos, sé cuidadoso con la manera en que interpretas las cosas. Todo comienza por dentro.
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