El secreto de la paz y la felicidad no consiste en lograr que todo suceda tal como planeamos o deseamos. El secreto consiste en que, sean cuales sean los resultados parciales del proceso de ir logrando nuestros objetivos, en lo profundo de nosotros mismos, estemos bien.
Esto NO implica renunciar a nuestro derecho de soñar y de convertir nuestros sueños en realidad. Fuimos creados a imagen y semejanza de nuestro creador, es decir, somos también creadores. Somos seres espirituales que elegimos encarnar en este mundo material precisamente para eso: para aprender a crear, a dominar la energía y la materia, en fin... ¡para continuar la creación! ¡Nada menos!
Lo que un resultado "negativo" puede significar, entonces, no es que debemos renunciar a nuestros deseos, y conformarnos con la vida mediocre e inconsciente de la mayoría. ¡No tenemos por qué renunciar a lo que es nuestro derecho de nacimiento!
Lo que un resultado "negativo" puede significar es básicamente dos cosas: O que debemos adquirir nuevas habilidades (en definitiva, crecer, que de eso se trata la vida), mientras persistimos en nuestro intento, o que debemos reformular nuestros deseos en mayor o menor medida, para hacerlos más genuinos, y más afines al propósito de nuestra alma.
O una mezcla de ambas cosas.
Por eso, cualquier resultado que obtengamos, positivo o negativo, es siempre positivo en el fondo, si asi elegimos verlo.
Es feedback, es información, es aprendizaje, ya sea que nos confirme que "vamos bien", o que nos avise que "debemos ajustar rumbo".
Cuando estamos absolutamente enfocados en crecer conscientemente, todo feedback es positivo, porque aporta a nuestro crecimiento, ya sea confirmando, o corrigiendo.
Esa es la diferencia sutil, y a veces difícil de distinguir, entre "aceptación", y "conformidad". La primera es virtuosa, la segunda es nefasta.
Este momento presente (al igual que cada momento presente que existió y existirá) es el resultado de infinitas causas, simultáneas y confluyentes, que ya están en el pasado. ACEPTAR el presente es, por lo tanto, la única opción inteligente, ya que ¡es imposible cambiarlo!
Eso es la ACEPTACIÓN. Sin embargo, esto no excluye (al contrario, debería incluir), pensar, imaginar y trabajar para CAMBIAR EL FUTURO. En otras palabras, comenzar ya mismo, al mismo tiempo que aceptamos el presente, a establecer las causas de un futuro diferente.
¿Estoy logrando explicarme?
En resumen, a cada instante podemos ACEPTAR EL PRESENTE completamente, y trabajar para CREAR EL FUTURO que queremos.
Por otro lado, la CONFORMIDAD, si bien una mirada descuidada la puede confundir con la ACEPTACIÓN, es exactamente lo opuesto.
Nos CONFORMAMOS cuando compramos la idea de que NO SOMOS RESPONSABLES, de que no somos CREADORES de nuestra vida.
Cuando elegimos creer que las causas de este presente no estuvieron en nuestras manos siquiera en ínfima proporción, y por lo tanto tampoco nuestras elecciones presentes influirán en el futuro.
Es la actitud de "víctima de las circunstancias", de "espectador pasivo de la vida". Es RENDIRSE, RESIGNARSE. Es una espiral descendente que nos lleva a tener cada vez menos poder, menos responsabilidad, menos satisfacción, etc.
Gandhi decía que la paz, para ser verdadera, debe venir de dentro, y no puede ser influida por las circunstancias. En este caso, el secreto de la felicidad, lo que nos produce el sentimiento interno, inconmovible, de felicidad, es saber que estamos avanzando consciente y deliberadamente en un camino de crecimiento, de responsabilidad cada vez mayor por nuestras experiencias, un camino de creación, de expansión, de propósito... más allá de cualquier resultado "negativo" que experimentemos temporariamente.
Es muy importante entender que lo que hace la diferencia entre felicidad e infelicidad NO ES la "ausencia de problemas". Los problemas son la única manera de aprender y crecer, tal como lo eran en las clases de matemática en la escuela.
Lo que hace la diferencia tampoco es la abundancia de "diversión", "entretenimiento", etc.
Conozco muchas personas que ponen todos sus recursos en evitar problemas todo lo que pueden, y en divertirse todo lo que pueden.
Esas personas no pueden, sin embargo, decir que son realmente felices.
Lo que realmente marca la diferencia entre una vida esencialmente feliz y una esencialmente infeliz es la existencia o la ausencia de un SENTIDO, un PROPÓSITO, un POR QUÉ, un PARA QUÉ.
Cuando tu vida no tiene un gran "por qué", no importa qué tan pocos problemas tengas, y cuánto te diviertas: en el fondo de ti mismo estás siendo devorado lentamente por tu propio VACÍO EXISTENCIAL.
Claro que se han creado muchas filosofías y escuelas de pensamiento para justificar esto, postulando que "en realidad, la vida carece de sentido, asi que ¿para qué buscarlo?". Pero esto es una mentira para ocultar lo que en realidad se reduce a PEREZA MENTAL para buscar el sentido de la propia vida, y FALTA DE CORAJE para pagar el precio de vivir tus sueños.
La vida TIENE sentido. Todo lo que existe en el universo tiene sentido, propósito, orden, y eso es evidente para cualquiera que quiera verlo. Luego de bastante reflexión resulta claro también que, en la medida en que uno trate de alinear su vida con los propósitos y las leyes del universo, mayores serán sus posibilidades de éxito, realización, felicidad.
Pero -lo admito- esta forma de vida... ES MUCHO TRABAJO! :-)
Sin duda es más cómoda la postura de pensar que no existe un propósito, de que somos víctimas de las circunstancias, del sinsentido, de la nada. Es la postura que asume gran parte de las personas.
(No debería sorprendernos luego que la DEPRESIÓN sea uno de los mayores males del siglo, y esté en constante aumento... aunque para esto también hay una explicación "cómoda", coherente con la postura de víctima: la depresión es una "enfermedad" causada por desquilibrios químicos en el cerebro, producto, por supuesto, del azar. Y no tiene solución, apenas puede paliarse con fármacos y terapias superficiales. Ja. Cualquier cosa menos "hacerse cargo"...)
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