Nuestro estado de ánimo es cambiante como el clima, puede cambiar con más frecuencia de la deseada y no siempre estamos en control de lo que sentimos, a veces podemos calmarnos, a veces la marejada de emociones nos gana sin misericordia. Pero cuando el golpe inicial termina, lo que siempre nos queda es nuestra actitud, ¿cómo respondemos a lo que sentimos, a lo que pensamos, a lo que nos sucede?
Nuestros estados de ánimo no siempre son fácilmente cambiables, lo que sí siempre debemos tener en cuenta es que debemos separar nuestro estado ánimo de lo que realmente somos nosotros. Por ejemplo, si hoy estoy malhumorada porque mis hormonas me enloquecieron (a todas las mujeres nos sucede de vez en cuando) no quiere decir que yo sea una persona malhumorada. O si estoy enojada porque me sucedió algo injusto, no quiere decir que mi enojo es algo permanente.
Muchas veces la mejor opción es simplemente aceptar nuestras emociones en lugar de luchar contra ellas. Lo que sí continua estando en nuestro control qué es lo que hacemos con eso. Intentemos lidiar con ellas de la mejor manera posible. Si no nos podemos quitar la sensación de enojo, vamos a intentar estar solos, calmarnos a mostros mismos, darnos una ducha, mirar una película, leer. Quizás la emoción siga estorbando por un rato, pero poco a poco va ir perdiendo fuerza si no la alimentamos y nos enfocamos en otras actividades.
En lugar de atacar lo negativo, vamos a intentar generar algo positivo. Busquemos actividades que despierten nuestro interés, busquemos diversión, alegría, satisfacción. Mientras más actividades o pensamientos positivos generamos, menos fuerza esas emociones negativas van teniendo.
Piensa en tu estado de ánimo como una nube pasajera, algo que viene y va, como las olas del océano acariciando la orilla de tu alma. Obsérvalas pasar entendiendo que un mal momento, un mal pensamiento, una mala emoción no quieren decir que eso sea un fiel reflejo de tu verdadero ser. No necesariamente tienes que reaccionar a ellas, es mejor si no lo haces.
Para acallar tu mente (algo muy importante de hacer cuando estamos desbordados emocionalmente) puedes utilizar algunas de las siguientes técnicas:
Coloca tu mano en una superficie fresca y otra en una superficie tibia
“Mira” en tu mente los dos primeros pensamientos que aparecen
Imagina que tu mente es el cielo y los pensamientos, sensaciones y emociones son las nubes, observa cómo cada nube se va a alejando. Presta atención a cuánto tiempo puedes mantenerte observando, es común que tengas que volver a comenzar después de un par de minutos
No necesariamente eres lo que piensas, todos pasamos por malos momentos, no permitas que un mal día te haga dudar de tus habilidades, de tu valor o de quién eres en realidad. Podemos ganar las batallas diarias que se juegan en nuestra mente, recuerda que tienes el poder de hacerlo si lo haces desde un lugar de paciencia y amor contigo mismo.
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