Estimados lectores les saludo con afecto y el deseo de que manifiesten bienestar en sus vidas. En la presente reflexión he decidido tocar el tema de los venenos del alma y que son una de las enseñanzas básicas del budismo y que de alguna manera están relacionadas con la doctrina cristiana en los mandamientos de esta.
El primer veneno del alma es la ignorancia. Cuantas veces nos enteramos de casos de odio generado por prejuicios infundados, resultan en injusticias para los involucrados, tenemos en la historia el caso de Copérnico, las persecuciones de la Santa Inquisición, Juana de Arco, mismo Jesús Cristo, y que generalmente están alimentados por un fanatismo exacerbado. Adicionalmente, existe la creencia de que solo somos un cuerpo, ignorando nuestra mente, y alma.
El antídoto para este verano es trabajar en el desarrollo de la aceptación de la vida, pero para ello necesitamos limpiar energéticamente nuestro cuerpo y que puede ser a base de fruta y toda clase de alimentos naturales. También tenemos que limpiar nuestra mente y sentimientos con meditación y oración para que se vayan abriendo nuestros canales de energía, de nuestros centros energéticos o chacras, como el corazón. Es decir tenemos que realizar limpieza en los tres niveles, cuerpo, mente y alma.
El segundo veneno es el apego. El apego a las cosas, al status, etc. Toda esta dependencia está cimentada en nuestra creencia del valor externo de las cosas, y por la ignorancia de la realidad en la cual esta tiene un cimiento espiritual que es la esencia de todo. Asimismo se ignora el potencial que tenemos cada uno como hijos del universo y la facultad de cocrear. En este caso tenemos que trabajar en nuestro propio autodescubrimiento y autoaceptación, así como la aceptación de la vida.
El tercer veneno es la Ira. La ira no solo envenena el alma, envenena el cuerpo. Cuántos casos no hemos escuchado de personas que resultan con diabetes o incluso cáncer, después de haber tenido conflictos fuertes. El antídoto natural es limpiar el corazón de odios y resentimientos, pero sobre todo usar la fuerza del perdón.
El cuarto veneno es el orgullo. Este veneno puede ser incluso muy sutil, porque hasta en las personas buenas, entre paréntesis, puede generar el orgullo de sentirse superior, y en realidad todos, con nuestras virtudes y defectos somos manifestaciones del creador. También este veneno genera separatividad, lo cual también se relaciona con la realidad de que todos somos UNO.
El quinto veneno son los celos. Los celos son el resultado de la inseguridad. Y esta puede ser en el amor, en la profesión, en los negocios. La inseguridad es resultado de ignorar que todos somos hijos del creador omnipotente y por lo tanto tenemos la capacidad de obtener resultados por nosotros mismos, sin tener celos o envidia de los demás.
Por último yo quiero referirme que el aplicar los antídotos a cada uno de los venenos, nos lleva al camino de la felicidad, que es lo que todos buscamos.
Sin embargo, se puede resumir el antídoto en uno solo, el camino del amor, el cual es un camino que nos enseñaron hace 2000 años y nos resistimos a practicarlo.
Yo los invito a limpiarnos de las malas energías, o negatividad que todos tenemos, para sanr nuestras vidas y contribuir a la salud y evolución de nuestro planeta.
¡Salud y bienestar para todos!
Por: Noel Molina Torres
Revista Mundo Natural
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