En la actualidad la mayoría de las personas se encuentran buscando la mejor manera de salir adelante y ser feliz, una de las cosas que ayudan a que estos deseos se conviertan en realidad es la motivación para realizarlos; nuestro éxito y felicidad dependen en gran parte de la motivación con la que trabajamos diariamente, sin embargo, la motivación tiene dos formas de expresión o dos caras distintas.
Existe la motivación a corto plazo o rápida y la motivación a largo plazo o lenta.
La motivación a corto plazo o rápida es aquella que tiene la capacidad de hacernos sentir bien ya sea con un libro, cuento, circunstancia o en una conferencia logrando motivarnos a intentar nuevas cosas y a ser mejores; a veces, tan solo en una hora de un motivante discurso pueden lograr hacernos sentir bien al igual que lo hace un aspirina al calmar nuestro dolor rápidamente, aunque no nos cura para siempre.
La motivación a largo plazo o lenta es aquella que paso a paso y poco a poco nos enseña los principios que debemos usar en nuestras vidas con lo que después de un proceso logra arrancar todos nuestros problemas de raíz, logrando un entusiasmo permanente así como lo hace un tratamiento médico que logra terminar con la enfermedad de raíz y hace que estés nuevamente sano.
No podemos decir que la motivación rápida sea mala porque no arranca el problema de raíz, aunque la motivación a largo plazo es mejor; la motivación rápida también ayuda a curar nuestros males y a inyectarnos entusiasmo y así a a pesar de que existe un tratamiento contra la migraña la mayoría de las personas usa la aspirina para calmar su dolor rápidamente aunque sea por un momento y no por eso la aspirina es mala. Es por eso que podemos con toda confianza utilizar en nuestra vida las dos caras de la motivación “porque ambas te ayudan a ser mejor”.
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