Actualmente vivimos en una sociedad donde cada día el orgullo es casi vivido como si fuera una bandera que se lleva con la frente en alto. Es que innecesariamente lo hemos entendido como lo malo, lo negativo de la persona a quien le sentimos que es orgullosa. Pero para quien lo vive de pronto se siente bien. Caso contrario sucede para quien lo percibe, pues eso nos llena de resentimiento y de ganas de hacerle entender a la persona orgullosa que ceda un poco y se revele ofreciendo disculpa.
Ambas actitudes están malentendidas pues el orgullo no solo se puede comprender y vivir de ese modo. Además, nunca debemos esperar nada de nadie, siempre debemos estar por darnos más a nosotros mismos, de esa forma, lo que reflejemos es como seremos tratados.
Vamos juntos a razonar sobre este término de tan solo 7 letras y conjuntamente tiene dos caras. De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), el orgullo es arrogancia, vanidad o exceso de estimación propia, que muchas veces puede ser disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas. La etimología del término nos lleva a dos conceptos: el catalán orgull y el francés orgueil. El orgullo también puede ser relacionando con la soberbia, que proviene de la palabra latina superbia.
La significación positiva o negativa de este concepto suele estar determinada de acuerdo a la perspectiva filosófica que se tenga en cuenta. A nivel genérico, el orgullo suele referirse a la valoración del yo sobre los deseos y los logros de los otros, con lo que resulta lo opuesto a la humildad.
La connotación positiva del término nos lleva a su origen latino, donde un acto orgulloso puede ser sinónimo de óptimo. De esta forma, el orgullo puede ser visto como la estima apropiada que un hombre tiene de sí mismo y que proviene de la ambición moral de vivir en plena consistencia con valores personales racionales.
La distinción entre orgullo y soberbia es una tendencia moderna: mientras el orgullo se quedó con las significaciones positivas (“Estoy orgullosa de ti”), la soberbia sigue relacionada con lo negativo.
El Orgullo sano por el logro
¿Es malo sentir orgullo de lo que hemos conseguido gracias a nuestro esfuerzo?. Esa sensación tan placentera cuando logramos una meta para la que nos hemos esforzado mucho, la alegría que nos da ver que hemos hecho un buen trabajo o cuando un amigo/a realiza un sueño y destaca por sus talentos. Ese orgullo, el que nos hace apreciar los esfuerzos y logros propios y ajenos es un orgullo sano y deseable.
El orgullo sano está considerado como una emoción positiva y es una de las diez emociones constructivas que no solo nos sirve para comunicar a los demás nuestra felicidad sino que, además, aumenta nuestro nivel de autoestima y nos anima a emprender nuevos retos.
También es verdad que muchas veces tendemos a asociar la palabra orgullo con cosas indeseables: si una persona admite que se ha equivocado o si no sabe perdonar decimos que es “muy orgullosa”. Este tipo de orgullo, procedente del ego, se acerca mucho a la soberbia y no tiene nada que ver cuando nos sentimos orgullosos por ser responsables de algo bueno.
El sentirse orgullosos de algo nos permite expandir nuestros horizontes, imaginar que más podemos hacer, proponernos lograr metas todavía más altas. Dicen que nada tiene tanto éxito como el éxito”: si hemos logrado algo, nos sentimos motivamos para afrontar retos aún mayores. Las investigaciones demuestran que cuando una persona se siente orgullosa, no se da por vencida y persiste más al enfrentarse a tareas difíciles.
Seguro que muchos te preguntas: ¿Qué pasa cuando las cosas no me salen bien y dònde puedo sacar la motivación para seguir intentando lograr lo que me he propuesto?
Es cierto que estamos acostumbrados a identificar nuestras debilidades y errores, lo que hacemos mal, los objetivos no alcanzados, fracasos. Pero no podemos ser malos en todo. Y aunque nos es más difícil darnos cuenta de nuestros aciertos, capacidades y logros, nuestros éxitos tenemos que aprender a detectarlos en nuestro día a día y explotar el orgullo positivo.
Puede que la cosas ahora no van como gustaría, vemos demasiados obstáculos en nuestro camino y sentimos de todo menos orgullo sano. ¿Qué podemos hacer entonces?
La idea es tener una especie de de “vitaminas de pensamientos positivos” que nos ayude a mantener unos niveles sanos de orgullo en la vida, y que nos recuerde lo que somos capaces de hacer y las herramientas que tenemos para lograrlo:
-Podemos hacer una lista de las cosas que nos hayan hecho sentir orgullosos. Si, enaltezcamos al pasado para recordar experiencias positivas.
-Pensemos en los recuerdos de los eventos donde nos hemos sentido agradados, felices y nos hayan motivados.
-Cultivar el orgullo positivo, siempre moderado por la humildad, puede contribuir a que tengamos una buena autoestima y a que nos animemos a ir cada vez un poco más lejos y a ser incluso más de lo imaginas que podemos ser.
Pensamientos:
"Hay dos grados de orgullos: uno, la aprobación de sí mismo; el otro, en el que no nos aceptamos. Este es probablemente el más refinado". Amiel
"La sabiduría consiste en saber cuál es el siguiente paso; la virtud, en llevarlo a cabo". David Starr
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