Cuando amas a una persona y sientes que tu amor no es correspondido, tienes tres posibilidades: seguir amándola, seguir amándola y seguir amándola. Sea como sea el resultado de tus expectativas, tu única alternativa será seguir amando a esa persona. Eso es así porque el amor es la energía vital que no tiene ninguna otra función que ser emanada desde el centro del corazón sin importar como va a ser recibida.
No podemos estar midiendo cuanta energía vamos a emanar de acuerdo a como se va a valorar o a recibir. El universo no fue creado así. La energía del amor es tan natural, fuerte y poderosa, que no podemos atribuirnos la tarea de regular su flujo. El flujo del amor es eterno e infinito y es imposible de detener o dosificar.
Cuando amas no tienes más nada que hacer con ese amor que emanarlo. Si quieres recibir algo a cambio estas en un error que te hará sufrir, porque el amor no ha sido creado para obtener algo a cambio. Su naturaleza es incondicional, o sea, no hay ninguna condición especial para que pueda existir, simplemente es y siempre está fluyendo.
Cuando esperas que tu amor genere ciertos resultados, ya no estás moviéndote en el ámbito del amor, sino, estas en el ámbito de las transacciones y eso corresponden al área de los negocios. Pero aun en los negocios rige el amor, porque las transacciones se realizan en libertad. Tú me das y yo te doy y ambos quedamos conformes. No puedes obligar o presionar a nadie para que haga transacciones contigo, solo si ambos están de acuerdo en los términos, se puede hacer la transacción. El perfecto negocio es aquel que deja conforme y feliz a ambas partes.
Si en el área de los negocios no puedes presionar a la otra parte para hacer transacciones satisfactorias, imagínate lo nefasto que puede resultar tratar de hacer esto en el área de pareja. La persona que amas no tiene que responderte de tal o cual manera, aunque tú así lo quisieras. Puedes tener tus expectativas, pero no puedes presionar para que eso sea como quieres que sea.
Solo tus expectativas te pueden hacer sufrir, nunca el amor que sientes. El amor que sientes solo puede ser fuente de felicidad a menos que lo quieras encerrar dentro de las condiciones que estás queriendo imponer.
Cuando te abocas al amor, sin el deseo de cumplir tus expectativas, te enfocas en el verdadero sentimiento que solo te aportará felicidad. El hecho de sentirte feliz y completo por llenarte de amor hará que lo irradies. Si estas irradiando amor, este se manifestará en tu vida. Por consiguiente este te llevará a ese lugar en que puedas compartirlo y disfrutarlo junto a tu ser amado.
La única posibilidad de que tu amado pueda llegar a querer compartir su amor contigo, será sintiendo y emanando el amor que tienes por él en forma libre y gratuitamente. Si aun así, él no quisiera compartir su amor contigo, no tienes más que seguir amándolo. ¿Qué más podrías hacer?
Hay que considerar que el amor es la única energía que puede hacer milagros y se convierte en una puerta abierta para que tu amado pueda recapacitar y decidirse para querer disfrutar de tu compañía y quiera elevar sus alas para volar hacia ti. No existe fuerza mayor que pudiera mover lo que se encuentra estancado. Sin embargo, eso no puede ser presionado.
Curiosamente, mientras más libre es la emanación del amor, más poderoso se torna. Mientras más libertad entregue, más cerca se percibe. Mientras menos se necesite, mas llega. Mientras menos frutos se esperen de él, mas se cosecha.
Conozco una persona que ha inspirado este artículo, que ha esperado a su amado por más de 10 años. Desde hace algún tiempo, ella ha comenzado a relajar sus expectativas y se ha dedicado a ser feliz disfrutando de su amor emanado libe desde de su corazón. Lo que nunca nadie podría haber diagnosticado está a punto de suceder, su amado ha comenzado a organizar su vida para compartir su amor y puede que resulte. ¡Claro que sí! El amor es capaz de hacer eso y mucho más.
Si amas y no te aman, no importa. Puedes regocijarte solo en ese amor. Lo demás se encuentra en los terrenos de lo sobre natural y en el misterio del amor, que muchas veces no comprendemos con el intelecto porque son cosas del corazón.
Patricia González.