Las relaciones sexuales tiene entre sus objetivos además de la procreación, fomentar la intimidad y la confianza, demostrarse el cariño, la pasión y las ganas de compartir placer, una forma de relajarse...
Hoy en día el ocio podría convertirse en un lujo, ya que es costoso tanto a nivel de tiempo como del bolsillo. La sexualidad sigue siendo uno de los placeres más ansiados pero también de los más baratos, por decirlo de algún modo.
Existen muchas ideas divertidas para sorprender a nuestra pareja de vez en cuando, claro, sin caer en el extremo de convertir la sexualidad en un circo o feria.
Tú puedes intentar introducir el humor en la cama: la risa desinhibe y combina muy bien con la pasión.
No esperes siempre el momento perfecto para una relación sexual, sorprende a tu amado(a) en cualquier lugar, a cualquier hora y no espere a estar absolutamente inspirado para ello; a todos nos gustan las sorpresas y es fácil que la sensualidad emerja si cuidamos de que así sea. Lo más importante es pasarlo bien y darse cuenta de que mimar la sexualidad es mimar a la pareja y a la relación.
Checa aquí algunas sugerencias picantes y creativas:
¿Qué tal la idea de fomentar un ambiente erótico cuando menos se lo espera? Una cena a la luz de las velas, un buen vino, una música acariciante, ropa sexy o un vestido seductor…
¿Qué me dice de alquilar un día una película erótica y verla desde el sofá ante un gran platón de palomitas? (Ojo, dijimos eróticas y no pornográficas, algunos títulos son: 9 ½ semanas, El color de la noche, Lucía y el sexo)
¿Por qué no proponer una partida de cartas para dos? También se vale jugar al “gato”, timbiriche, “al basta erótico”, claro, el que va perdiendo se va quitando la ropa.
¿Qué tal la idea de meterse en la regadera mientras tu pareja se está enjabonando, y enjabonarse el uno al otro?
¿Qué pasaría si intentaras estimular sexualmente a tu pareja sin tocarla, solo hablándole de situaciones eróticas que los dos podrían interpretar en su imaginación, recurriendo a las imágenes de algún relato erótico o expresándole una fantasía propia? ¿Crees que serías capaz de lograrlo? No pierdes nada con intentarlo.
¿Se te ha ocurrido llevarte a la cama un aceite para bebé? Olvídate del miedo, no manchan.
¿Ha probado acariciar la espalda de su pareja con una pluma (de ave)? Si no se le da un ataque de risas y cosquillas, le dará un ataque de placer.
¿Han visitado juntos alguna vez una tienda sex-shop? Atrévanse.