Por: Juan Carlos Santander Espinosa
¿Qué hace que un hombre reaccione violentamente contra una mujer?
• La genética
• El machismo
• La Educación
• Las mujeres
• Los amigos
• El licor
• El estado de ánimo del hombre
• Inseguridad
• Celos
• Todas las anteriores
• Ninguna de las anteriores
Creo que la respuesta a esta pregunta sería: Ninguna de las anteriores. Nada justifica la violencia, que miles de mujeres están viviendo en nuestros países latinoamericanos y en el mundo entero.
Detrás de esta historia de violencia contra la mujer, existe una larga lista de hechos: desconocimiento, falta de legislación, compromiso social, solidaridad y sobre todo el silencio y el miedo a denunciar estos actos por factores como: el señalamiento social o la vergüenza. Convirtiéndose, estas dos últimas, en mejor aliado de este crimen contra las mujeres de todo el mundo.
La falta de compromiso de las autoridades y de las mismas mujeres, el miedo a denunciar, el desconocimiento de la ley o la total ausencia de normas de castiguen este delito, entre otros, se ha convertido en un aliado para que este hecho sea muy común en las sociedades latinoamericanas, marcadas por una fuerte conducta machista, y en todos los rincones del mundo, donde se presenta este tipo de conducta.
La violencia contra la mujer se define como todo acto que pueda tener como resultado el daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, que genere amenazas, coacción o privación de la libertad, violencia doméstica y cualquier otro tipo de acción, crímenes pasionales, explotación sexual de mujeres y niñas, violación, mutilación genital femenina, matrimonio precoz y forzado, infanticidio de niñas y ataques con ácido, entre otros.
Según la Organización de Naciones Unidas “(…) una de cada tres mujeres es maltratada, coaccionada para que mantenga relaciones sexuales o sometida a otros abusos. Entre el 30% y el 60% de las mujeres que han tenido pareja alguna vez han sufrido violencia física o sexual a manos de su compañero, y entre el 7% y el 48% de las niñas y jóvenes de edades comprendidas entre los 10 y los 24 años afirman haber mantenido sus primeras relaciones sexuales bajo coacción”.
Como se puede observar, esta es una realidad que está tocando a las mujeres de todo el planeta, en algunos países y regiones con más intensidad que en otros, pero que no impiden ver, que ésta es una situación que requiere la intervención de los estados, de las autoridades, de la sociedad, de la familia, pero sobre todo de las mujeres.
Estas líneas son un llamado, a aquellas mujeres que están viviendo esta situación y las que están en cargos políticos o de dirección, para que levanten su voz y hagan escuchar al mundo y a toda la sociedad, sobre esta realidad.
Nuevamente, estas pocas líneas, son una invitación a todas las mujeres para que superen sus miedos, levanten la voz, superen los señalamientos sociales y hagan valer sus derechos como mujer y como ser humano.
Si usted es víctima de:
Lesiones a su integridad física, emocional y sexual, entre las que se encuentran golpes, empujones, jalones de cabello, pellizcos, insultos, gritos, amenazas, humillaciones, y relaciones sexuales no consentidas o violación, entre muchas otras que puedan suceder.
Lo primero que usted debe hacer es:
Romper con el silencio y hablar con alguien sobre esta situación. Esta persona puede ser su mejor amiga, un familiar, un vecino o las autoridades de su ciudad.
El silencio es su peor enemigo y uno de los principales factores para que esta situación se siga presentando.
En caso de agresión busque salir o escapar de su agresor. Acuda a la Policía, a un hospital o a la casa de una amiga o un amigo que le preste ayuda. Y lo más importante DENUNCIE el hecho.
Es necesario un cambio en la mentalidad en todas las mujeres. Nada justifica estos actos. Ni el alcohol o las drogas, ni los celos o la inseguridad, ni el amor o el desamor, ni la religión, la raza o los factores económicos.
Nada justifica la violencia contra las mujeres, sobre todo, porque fue el ser escogido para dar la vida, y ningún hombre, por ningún motivo, tiene el derecho para maltratar, agredir, amenazar o insultar al ser más especial de toda la humanidad: La Mujer.