Es una línea invisible la que separa dejar las cosas claras a ser grosero, defenderse a pasar por encima del otro, su dignidad a ser orgulloso, opinar sobre algo a ser impertinente. Por eso es importante que no pierda la dirección.
La vida misma le va dando la pauta. A medida que crece, y recibe bases educativas fortalecidas desde casa y las afianza en su etapa escolar, usted sale al mundo real, solo, para aprender a diferenciar entre lo correcto e incorrecto.
Es usted quien se para sobre la raya, pero ante todo, quien la delimita con los demás.
Cada persona se encarga de eso y socialmente usted pone a prueba eso que conocemos como “guardar distancia” con el otro y respetar su espacio, su forma de pensar, de ver la vida, su esencia.
Pero parece que más de uno olvida esto y pasa la raya, la atraviesa a toda velocidad, llevándose muchas veces a los demás por delante.
Y así hay otros que no saben establecer la línea, que permiten que arrasen con ellos. Por eso suelen recibir desprecios, groserías y al final, sentirse vulnerables y ofendidos.
Lo importante es que usted delimite muy bien esa línea, si no quiere que los demás pasen por encima suyo. Y recuerde que es tan estrecha, que solo con respeto sabrá identificarla. No debe resultarle difícil la tolerancia.
Preguntas y respuestas
Eduardo Navas
Psicólogo social
¿Qué pasa con aquellos que dejan que los demás pasen por encima de ellos? Esto se conoce como falta de amor propio. Cuando permitimos que constantemente nos estén humillando o nos estén coartando nuestra libertad, es porque quizá desde pequeños fuimos humillados. Muchas veces esas personas ni siquiera se dan cuenta que están siendo maltratadas.
¿Cómo pueden hacer esas personas para establecer la línea si aún no lo han hecho en su vida? La mejor forma es amándose a sí mismos. Si yo no me quiero cómo voy a querer a otros, cómo voy a cuidarme, a respetarme. No puedo pedir respeto si no me respeto a mí misma. Debo empezar por reconocer que valgo, que merezco un buen trato, y eso se logra solo con la conciencia más clara y aceptando que se padece de falta de autoestima. Solo así se puede avanzar.
¿Qué pasa con las personas que suelen sobrepasar la raya del respeto por el otro?
1 La palabra clave es el ego. Así lo explicó el psicólogo Eduardo Navas, argumentando que esas tres letras son las que más daño le hacen al ser humano. “Una cosa es la dignidad y otra cosa es tener ego. Pero muchas veces se confunden por esa línea estrecha”. Para identificarla solo basta recordar que cada quien tiene su propio espacio, su propia línea, su dignidad. “Sobrepasarla es meterse con el amor propio del otro”, enfatizó Navas.
2 Las personas que se dejan llevar por el ego han creado alrededor suyo una capa de justificaciones. Eso las hace creer que tienen la razón sin darse cuenta que están humillando al otro. “Internamente les falta demasiado amor porque quieren llamar la atención y querer el reconocimiento de los demás, pero interiormente son personas llenas de vacíos, de falta de compañía”, explicó Navas.
Ejemplos de esa estrecha línea
1 Es dignidad, no es orgullo:
Imagínese que su pareja le haya puesto cachos tras cachos y usted tome la decisión de dejarlo, poniéndose en primer lugar y sabiendo que es lo más correcto. Es probable que otros a su alrededor le digan que usted es orgullosa porque no perdona, pero en realidad, la clave está en perdonar y seguir sin alguien que la lastime. La palabra orgullo no tiene cabida cuando la han lastimado. Muchas personas tachan a otras de orgullosas, solo porque no ceden a sus caprichos, porque defienden su postura, porque se aman a sí mismas. Lo importante es que usted no caiga en ese juego de palabras, y se sienta digna de ser amada, de no mendigar nada a cambio, de valorarse.
2 Es que soy muy noble:
No es lo mismo ser noble que terminar en una actitud sumisa y anulándose. Este error lo cometen las personas con baja autoestima. Se quedan en frases como “si te golpean, pon la otra mejilla”. Es importante evaluar este tipo de comportamientos; pues usted no puede permitir que nadie pase por encima suyo, solo porque su principal cualidad es la nobleza. Recuerde que ser noble es ser generoso, pero ya está mandado a recoger ese dicho de “dar sin recibir nada a cambio”. Usted también merece recibir, y en este punto se trata del buen trato de los demás.
3. Defender sus derechos a pasar por encima de los otros
Muchas personas manifiestan que a capa y espada defenderán sus derechos. Pero muchos olvidan que donde terminan sus derechos empiezan los de los demás. Así que es importante que usted tenga claro que no está solo en este mundo, sino que hace parte de un todo. Y defender lo que le corresponde, no lo hace con el poder de obtener lo que quiere a toda costa.
4 Ser frentero a ser grosero:
Es una estrecha línea la que divide estas dos posturas. Más de una persona justifica sus gritos, su petulancia, incluso su dureza en las palabras, tan solo porque se cree frentera. Pero cuidado, ser frentero no es ser grosero. Usted puede decir lo que piensa sin ser tosco y sin atropellar a nadie con su léxico y sus acciones.
5 Querer preguntar a ser imprudente Usted puede preocuparse por los demás, querer ayudar, pero no puede pasar esa estrecha línea de la imprudencia. No es lo mismo que le brinden la amistad a terminar tomándose la sartén por el mango, ser confianzudo, abusivo. Nada de eso está bien. Recuerde que existe una palabra que se llama privacidad y ante todo, intimidad.
Cómo demarcar esa línea
Recuerde que por encima de cualquier cosa está el amor hacia los demás.
Póngase en los zapatos del otro antes de actuar.
Pregúntese qué tanto hará sentir bien a esa persona con su actuar.
http://m.vanguardia.com/vida-y-estilo/galeria/167055-esa-estrecha-linea-que-no-se-debe-cruzar