Las dudas respecto al orgasmo femenino son muchas y los mitos aún más. Un tema recurrente en las mujeres, que no tiene nada de anormal. Información y comunicación, la clave infalible.
El tema no implica caer en los concebidos mitos o preguntas que raspan sólo en la superficie de dudas que muchas mujeres y hasta hombres tienen.
El orgasmo sólo es una parte de la sexualidad, ese encuentro íntimo con el otro que implica “mucho”, sobre todo, conocimiento de lo que le sucede en el cuerpo.
Basándose en esa teoría, no hay parámetros para pensar -como muchas mujeres testimonian- la anormalidad ante la falta de un orgasmo durante una relación sexual. ¿Qué es lo esperable? ¿Por qué cuesta -o no- llegar a él? ¿Qué sucede en los primeros encuentros con ese otro? ¿Está sobrevaluado de alguna manera el tema?
Ellos... ellas
“La verdad es que no me lo preguntó, pero se dio cuenta que fingí. Nos conocimos hace años por medio de una amiga en común. Él siempre me gustó y en una reunión de amigos, luego de varios años de vernos, se dio la oportunidad de conocernos y salir".
"En esa primera salida ambos sabíamos lo que deseábamos y estuvimos juntos. Pero me sentí mal por él y por mí, porque con todo lo que me gustaba, no logré llegar al orgasmo y pensé: ‘algo me pasa, estoy enferma’”. Este es el testimonio de Luz, una joven profesora de inglés de 29 años, que comenta la preocupación común de muchas mujeres.
¿Pero qué sucede en la cabeza o el cuerpo para pensar que existe una forma de sentir, o que se nace sabiendo? ¿Cómo se vive desde cada lado de la cama? ¿Es para ellos más sencillo?
Según explicó el doctor José Luis Rodríguez, médico psicoterapeuta, especialista en sexología y docente universitario “es cierto, los hombres casi no tienen dificultades en llegar al orgasmo. Es probable que se deba a dos factores. El primero de tipo biológico, ya que para producirse es necesario que el hombre eyacule y la eyaculación coincide con el orgasmo. Esto no ocurre con la mujer, ella puede quedar embarazada sin experimentar un orgasmo".
"El segundo factor probablemente tenga que ver con lo social y cultural, ya que la expresión libre de la sexualidad sigue siendo patrimonio del varón, en el caso de la mujer es como que se espera que no tenga expresión de sus deseos o del placer. Todavía sigue muy arraigado el concepto de que las ‘malas mujeres’ son las que se interesan o disfrutan con el sexo. Entonces la combinación de estos dos factores hace que esta expresión de la sexualidad femenina, el orgasmo, no sea tan fácil de obtener”.
Sin embargo cuando se carece del conocimiento adecuado al respecto, la espiral de pensamiento se piensa en detrimento de quien en apariencia no llegó a esa supuesta “normalidad”. Una palabra engañosa si se tiene en cuenta que hay múltiples factores biológicos y hasta psicológicos que influyen en esta interacción.
Valentina tiene 36 años, y convive hace dos con su pareja. Y si bien su relación hoy descansa en una interacción fuerte y sólida en todo aspecto, la parte sexual no fue sencilla ante la falta de orgasmo durante las primeras veces.
“Yo sentí que debía contárselo a mi pareja y lo hice. Acudimos a un especialista y la verdad es que me tranquilizó, porque se da en un alto porcentaje de mujeres y obedece a múltiples aspectos. Asesorarse sin prejuicios, informarse de manera adecuada, y hablar con el otro es elemental para despejar fantasmas”.
Según Rodríguez es difícil establecer la normalidad en sexualidad, entendiéndola como norma o como “deber ser”. De lo que es más fácil hablar es de frecuencia, si algo ‘es’ o no frecuente.
“En el caso del orgasmo femenino, estas dificultades son muy frecuentes en mujeres jóvenes. En la sexualidad femenina, el orgasmo no es indispensable para la fecundación, ni tampoco algo que ‘venga de fábrica’, de manera innato. En realidad es algo aprendido que la mujer adquiere con el conocimiento de su cuerpo y con la práctica. Si pensamos qué difíciles son ambas cosas en nuestra cultura, entendemos el porqué de la dificultad”, afirmó el especialista.
La falta de información adecuada que explique estas temáticas comunes en la mujer, las fuentes de conocimiento existentes -casi siempre informales - o hablar dentro del sistema formal, como “biología de la reproducción”, no ayudan para nada a ver lo común y entendible del caso.
Entonces sin información, con los fantasmas y mitos rodeando el tema y la sobrevaloración mediática de lo que implica el “buen sexo”, se produce una conspiración de manera recurrente, donde no hay apoyo real para aprender.
“Lo poco que se sabe se aprende a través del cine o las novelas que muestran un modelo irreal de sexualidad. Creo que, como tantas veces escuchamos, mejor que preocuparse es ocuparse, buscar fuentes de información serias y confiables y animarse a hablar y a aprender”.
El lenguaje del amor...
Una expresión que primero y principalmente la persona debe tener hacia sí misma para poder luego, proyectar ese xxxxxx con el otro.
El sentimiento de no servir, de culpa o de anormalidad responde más a una presión y falsa idea que culturalmente se ha aprehendido con el tiempo, que a lo que en realidad sucede.
“Todo aprendizaje es un proceso, ya que a nadie le salió nada bien la primera o primeras veces que lo intentó. Aprendemos de los errores más que de los aciertos. Si nadie le dijo nada, si nadie le enseñó, si no tuvo oportunidad o libertad para preguntar o aprender ¿por qué pensar que es inútil? ¿Cuál es su culpa?”, plantea el sexólogo.
Algo importante es tener en cuenta que esto no es una cuestión de voluntad, nadie tiene orgasmos por esfuerzo o concentración. El orgasmo, como todo lo que pasa cuando se tienen relaciones sexuales, es un fenómeno reflejo, hay un estímulo y esto genera una respuesta.
Querer hacerlo voluntariamente es imposible. Es importante que el estímulo sea adecuado, para lo cual la persona debe conocerse bien, y estar lo suficientemente relajada como para disfrutarlo.
Es más, el porcentaje de mujeres que viven esta realidad es grande, sumándole otro hecho más a tal situación: habitualmente el inicio de la relación sexual se da en cuanto el hombre está listo para penetrar, en cuanto tiene una erección. Pero no hay que perder de vista que los tiempos son diferentes en distintas personas y son diferentes en la mujer y en el varón.
Según explicó Rodríguez “la mujer necesita una estimulación previa que prepare sus genitales para la penetración, entonces muchas no llegan al orgasmo, además de por su inexperiencia, por una dificultad que podríamos llamar técnica. Si es que existe una técnica amatoria, sería en realidad una falla en el conocimiento personal, en lo que cada uno necesita para obtener placer y una falla en la comunicación al no animarse a decírselo a la pareja”.
EFE