En el justo silencio. Ahí, en donde tus pensamientos empiezan a tomar parte importante de tu ser y no hay espacio para alguna otra cosa distinta. Te acercás a lo que parece ser una cortina de humo con colores cambiantes y estados emocionales distintos, cuando justo parece que perdés la concentración y querés salir del estado en que te encontrás, porque no conceguís avanzar.
Justo ahi, en donde no hay cabida a sensaciones físicas, cuando parece que tus ojos se abren sin control, cuando parece que la respiración es fugaz, cuando parece que ya no podés seguir más. Es el momento en que dejás de ser persona física y te convertís en un pensamiento, o quizás muchos al mimso tiempo.
La idea es aterradora, porque dejás de sentir tu cuerpo, empezás a sentir como cada vez es mucho más importante reconocerte a vos mismo sin juzgar, sino entendiendo. A veces te encotrás tratando de entender como actuan tus necesidades primarias, como respirar, por ejemplo. Algunas otras veces tratás de reconocer si tenés alguna otra necesidad conocida, como el hambre, un dolor, una angustia, lo que sea y te dás cuenta de que nada vale, pues nada importa!
Es ahi, justo ahi, cuando te reconocés entre luces de colores y jugás con ellas, es ahi cuando te dás cuenta que ya no sos de carne y hueso, has dejado de ser materia y te convertís en pensamiento.
Si mirás bien a tu alrededor podés enfocar tu energía y preguntar que hacer. Una poca de paciencia y muchísima humildad pueden traer consigo mucho material para entender el porqué de las cosas.
Algunos le llaman a esto meditar, como quiera que sea, es un instante sublime que te ayuda a engrandecer tu ser. Estás en una vibración distinta, más elevada, más sincera. Todo parece ireal, pues lo es. Para entrar en ese trance debés, no solo vencer tus miendos, sino que además debés estar en la más completa paz espiritual, aún y cuando tus días de mortal sean un caos, pues ahí es donde encontrarás orden, es ahí donde todo se resulve, pero para eso, debés ser humilde y dejar tu alma, tu corazón y tu mente, unidas todas en un solo pensamiento de amor y aceptación de servicio incondicional de parte tuya al bien de la humanidad y del orden universal.
Solo así, convirtiéndote en pensamiento sabrás que hacer en este mundo aparente, sin respuestas.
Entregar humildemente tu alma y tu vida a la voz interna que encontrarás únicamente en esos momentos de silencio y paz interior, amando, siempre amando. Al altísimo.
http://haz-deluz.blogspot.com.ar/2007/01/encontrar-el-pensamiento.html