Hay cosas en la vida que son realmente valiosas y que a decir verdad suelen ser gratis y gratificantes para las personas, una de ellas es la paz interior, la tranquilidad del espíritu o el sosiego del alma. Sin embargo no es tan fácil lograrla en estos tiempos.
-Paz en la tierra a los hombres…
Lograr este estado de gracia supone la conjunción de estar bien no sólo con uno mismo, sino también estar bien con quienes nos rodean en nuestra vida familiar, laboral, escolar y el círculo de amigos.
Para lograr esta paz es fundamental tener la conciencia tranquila, y vemos que a diario la vida nos presenta retos que pueden enturbiar un camino recto y quebrantar entonces una conciencia clara o dificultar llegar a lograrla.
Lógicamente que no existe quien no haya cometido errores, bajo la premisa que no existe hombre o mujer perfectos, siempre habrá alguna equivocación, pero ante esto lo realmente importante intentar actuar bien y no llevar la carga moral que implica lo contrario, o de inmediato actuar para enmendarlos.
-Dad una oportunidad a la paz
La bondad tiene mucho que ver con la paz interna que ilumina el alma y la engrandece. Las personas bondadosas se sienten más libres porque una existencia en la que ha predominado la búsqueda del bien de los demás los vuelve más tolerantes, comprensivos y a la vez más satisfechos de su trayectoria existencial.
La paz interior es algo más complejo y puede ser más duradera que la felicidad, que la mayoría de las veces suele ser sólo de breves instantes plenos de ese sentimiento. Una conciencia sin mácula implica una profundidad de espíritu y proporciona una visión de la vida, realista y a la vez más sabia y generosa. Se trata de una especie de premio a la capacidad de asimilar de una manera íntegra los acontecimientos vitales.
El objetivo es fortalecer el espíritu con base en acciones que beneficien a nuestros semejantes, tal y como ejercitamos el físico para lograr el bienestar corporal. Esto implica también ser menos apegado de las cosas materiales para conectarse con uno mismo y desarrollar una mayor atención por las cosas simples.
-Lo material y lo espiritual
De esta forma, la vida material no necesariamente conduce a la felicidad, porque nos obsesiona en la acumulación de bienes terrenales sin encontrar la saciedad, sino que sólo nos hace pensar en la concentración de riqueza y se encarga de hacer olvidar al individuo de su espiritualidad y por ende, en la paz interna. Para estas personas la búsqueda de felicidad está en el dinero, el poder y el cumplimiento de los deseos mundanos. Es innegable que el dinero tiene utilidad pero cuando se vuelve el centro de la existencia, obstruye la paz.
Por otra parte, la vida espiritual privilegia otro tipo de “bienes”, que serían el bienestar del alma y nuestra conciencia. Lograr estar en paz, primero con nosotros, nos dará la posibilidad de poder estar en paz con los demás. Pero si no está en paz uno mismo, tampoco podrá estar en paz con los que nos rodean y poder ofrecer u obsequiar a nuestros semejantes, los “bienes” de la espiritualidad.
Sin lugar a dudas la paz es un estado íntimo, personal, que se logra a través del cuidado del cuerpo, la mente y el espíritu.
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