Cientos de turistas estadounidenses, alemanes y japoneses la visitan para admirar los vistosos insectos y comprarlos a gran precio, para añadirlas a sus colecciones.
En el Archipiélago de las Filipinas está la isla de Palawan, que es un edén tropical donde habitan unas 600 especies de mariposas de hermosos tonos multicolores.
En esta isla está la prisión más grande del mundo en extensión, la de Iwahig, de 370 kilómetros cuadrados. Allí están confinados los presos más peligrosos de Filipinas, rateros, asesinos y violadores. 2,300 presos viven en barrancones, pero andan libres por esa cárcel, que no tiene muros que la rodeen, por un lado está el mar lleno de tiburones y por otro, la selva, infestada de peligrosos animales.
Cada grupo de esos presos, está bajo el mando de un jefe que responde por su conducta, y que es también un preso. A los que intentan escapar, les aumentan un año de encierro, y se alienta a los demás presos a que los denuncien, recompensándolos con un año menos de condena. Por eso, a veces los mismos presos capturan a los fugados.
Los nuevos presos son encerrados en los barrancones por seis meses, pasado ese tiempo si se han portado bien, los destinan a un trabajo de artesano, o granjero o de caza-mariposas. Sólo los presos modelo, con paciencia y valor se convierten en cazadores de mariposas. Es un premio que se les da porque así pueden ganar un poco de dinero. Si tienen suerte y atrapan un ejemplar raro, pueden ganar bastante.
Cargando redes y machetes, los presos se internan en la selva, yendo en fila india. Ponen cebos para mariposas con un pedazo de pescado en un trozo de bambú, o con una libélula. A veces están horas sin moverse esperando que se acerque una mariposa rara. Cuando se posa sobre el cebo, la atrapan con la red, procurando no maltratarla, porque no se las compran en mal estado. Las matan presionando suavemente la punta de sus alas. Después las colocan entre dos hojas de papel secante y luego las introducen en una caja de metal que llevan en la cintura.
Las mariposas más buscadas son la escasísima Paradoxa, la Low Zephynia y la Trogonoptera. Hace poco, un millonario americano pagó ¡11 mil dólares! por una Paradoxa de alas de más de 20 centímetros de largo, cazada por los presos. De marzo a mayo, los presos se dedican a la caza de mariposas, a los más hábiles los titulan “mariposas” y les tatúan mariposas en la espalda o pecho.
En abril de 1998 un enorme incendio consumió muchos árboles de la isla. Ardieron árboles de caucho o hule, de café, frutales, miles de mariposas murieron, pero ya los bosques se han recuperado. El director de la prisión comunica que necesitan más presos para la caza de mariposas, el cultivo del café y del caucho, a ver si alguno se anima.