“¡Qué lección para nosotros la larga aventura del grano de trigo antes de convertirse en este pan que es el alimento de los hombres! Se siembra en la tierra, en la obscuridad y el frío, y debe morir para dar paso al nacimiento de una nueva semilla. Cuando esta semilla sale de la tierra, descubre el aire, la luz y se convierte en una hermosa espiga. Cuando llega la hora de la recolección, se siegan las espigas y después son sacudidas ya que el grano debe ser separado de la paja. Y estas pruebas no finalizan aquí, porque el grano se lleva al molino para ser molido y transformado en harina. Un buen día, el panadero mezcla la harina con agua y la amasa hasta que se convierte en una pasta lisa; después le da forma de pan a la masa y entonces pasa por la prueba del fuego: el pan se pone en el horno. Una vez cocido y dorado, se lleva a la mesa donde es comido por los humanos. Y a pesar de todo, el grano de trigo es feliz. ¿Por qué? Porque sirve de alimento.
¿En qué nos afecta esta aventura del grano de trigo? Cada etapa de su transformación tiene su equivalente en nuestra vida interior. Todas las pruebas por las que pasamos nos sirven para crecer y madurar, «cocer», hasta que podamos alcanzar la mesa del Señor con el fin de ser «comidos» por Él.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov