Un hombre estaba sentado en el comedor de su casa; a su izquierda había un vaso de agua y a su derecha un plato de alimento. Inseguro de si era hambre o sed lo que padecía, dudaba entre tomar la comida o beber el agua. Y, persistiendo la incertidumbre, murió sin probar el alimento ni saciar la sed.
Autor Desconocido