Sabemos que el corazón es un órgano muscular hueco, impulsor de la circulación de la sangre, esa definición es sólo a un nivel físico, pero ¿estará tan hueco como se dice?
Todos estamos convencidos de que el corazón es vital, pues es el que nos hace vivir y da a nuestro cuerpo lo que necesita. Sin embargo, esta parte de nuestro ser tiene otra función: Amar.
Por medio de él podemos amar, amar todo lo que está cerca, lo que está lejos, los sueños, amar todo, ésa es una función que sentimos, ya que dentro de él se encuentra lo más bueno y los sentimientos más profundos.
Pero además tenemos en su interior cosas que desconocemos, que ni siquiera imaginamos que existen dentro, lo único de lo que podemos estar seguros es de que se trata de cosas maravillosas.
Lo que está ahí dentro muy pocos veces dejamos que salga fuera, algunas veces por considerarlo demasiado bello para exteriorizarlo o por egoísmo.
Otras personas afirman que no tienen sentimientos o creen estar llenos de amargura y se sienten incapaces de amar.
Todos estos mitos sobre un corazón que se seca para sólo dejar dentro de sí amargura, son sólo eso, mitos, ya que en su parte astral es un motor que nos nutre continuamente de alegrías.
Las sorpresas nos esperan
El corazón es una fuente de amor, aunque la mayoría la manejamos en la forma errónea.
Así, su parte espiritual no actúa de la manera adecuada para poder tener una función correcta, que no es física.
Quiero aclarar que el estado de salud de la persona en cuanto al corazón no tiene nada que ver en cuanto al desarrollo del espíritu y su sentimiento.
Expreso que manejamos mal a nuestro corazón, porque la mayoría caemos en el error de ocultar nuestros sentimientos y emociones, no dejamos que aflore de nuestro interior algo tan bello.
La mejor manera para entendernos llegará al hurgar en nuestro interior, en nuestro corazón, que en realidad es como una pequeña caja con grandísimas sorpresas para cada uno.
Flora Rocha
Fundación Sabiduría del Corazón
florarocha@sabiduriadelcorazon.org