Gaia, nuestra madre de la tierra, tiene su propia fuerza de vida y su propio camino de revelación, separado de nosotros, pero incluyéndonos.
Cuando andamos sobre la tierra, andamos sobre una criatura viva más similar a nosotros de lo que nos imaginamos. Justo como nosotros, la tierra tiene tanto cuerpo físico como un cuerpo enérgico, completo con un sistema chakra identificado por los místicos antiguos y científicos modernos igualmente.
Los seres humanos y Gaia estamos entrelazados en cada nivel, no solamente en relación al cuerpo físico, sino que, también al tener una conciencia de sus chakras podemos ayudar a reconocer, curar, y ayudar a Gaia en su camino, tal como ella desinteresadamente nos devuelve el favor.
En general, hay un consenso con que Gaia tiene siete chakras principales distribuidos uniformemente a través de su cuerpo y unidos (conectado) el uno al otro vía dos líneas de energía que se cruzan en varios puntos sobre la tierra. Primer chakra está localizado en el Monte Shasta en California del Norte; el segundo está en el Lago Titicaca en Sudamérica; el tercer chakra está en Uluru-Kata Tjuta en Australia; cuarto chakra reside en Glastonbury en Inglaterra; quinto chakra está en la Gran Pirámide en el Monte de los Olivos; sexto chakra está en la Kuh-e Malek Siah en Irán, y séptimo chakra está en el Monte Kailas en Tíbet.
Aunque sería una maravillosa experiencia de visitar uno de los chakras de la tierra. Siempre puede participar en el cariño y la curación de Gaia en cualquier parte donde usted sea. El mantenimiento de una conciencia de las regiones en las cuales sus chakras reside puede ser muy poderoso.
Puedes colocar las fotos de los lugares sobre un altar, enviando a la energía que cura a cada uno de su chakras durante tus meditaciones. Como deliberadamente conectas tu sistema de energía al sistema de energía de la tierra, el significado verdadero de “conexión a tierra” se revelará por si mismo. Esto es una relación con Gaia en la cual nos reconocemos como los vigilantes de su alma.
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