Tras esa carta gris que nos divide
ninguna primavera es eterna,
ni va clareando los caminos,
menos ahora que tu desprecio
y tu ausencia duelen juntos.
Guardo palabras
que jamás podré decirte
si un día preguntaras.
Desde esta húmeda licencia de mis ojos
mi reseca boca es una cruda realidad
engullendo mi vida.
Vida que a contramano construimos,
con el dulzor de ojos pardos,
con el discernimiento enturbiado
hasta las manos,
por fumatas de alcoholes generosos,
a fuego lento, a mansalva y paredón.
Batiendo palmas que rompieron amores
dejando atrás una leyenda.
Sobre mi noche
algún recuerdo esta cayendo,
si apoyas tu cabeza en mi almohada
encontrarás el dolor de ya no ser,
una tarde que añora sus inviernos,
una crónica ofertando el mismo cuerpo.
Si llamaras otra vez y no contesto
es porque mi corazón…
Se ha quedado sin soporte.
Jorge De León.
jorgeamorh@msn.com