Busca la energía interior que se halla en la entrega y no en el ego.
Encuentra el justo equilibrio entre la entrega y el propio yo,
entre cumplir las expectativas de otros y marcar tus límites.
No es siempre fácil.
Pero buscar ese equilibrio hace bien.
Presta atención a tus sentimientos para que puedas encontrar tu justo equilibrio.
Percibe en tu interior qué efectos produce en ti el entregarte.
Es bueno que te sientas vivo en la entrega.
Si te sientes utilizado,
si experimentas amargura,
es señal de que conviene que marques mejor tus límites.
Es importante que te sientas libre.
Tal vez la entrega se haya convertido en mero deber.
Entonces la entrega pasa a ser una obligación, y tú pierdes tu centro.
Quizá tu delimitación se haya convertido en una necesidad.
Siente dentro de ti y trata de descubrir qué efecto tienen en ti los límites que te has marcado.
Pregúntate si esos límites te regalan paz interior o hacen que tu vida sea estéril.
Siente en el fondo de ti mismo que lo importante es que tu vida flulya.
Siempre que fluye y tú estás en armonía contigo mismo, puedes confiar en que has encontrado el justo equilibrio entre autodelimitarte y entregarte.
Siente en tu interior y detente a considerar si bebes de la fuente interior del Espíritu de Dios, o si bebes de tu propio depósito de fuerza y amor.
Palparás que, si bebes de la fuente divina, entonces fluirá de ti sin agotarte, porque la fuente divina es inagotable.
Fuente: Anselm Grün