Creación.... "a partir" de la Nada significa una metamorfosis hacia una Nada evolucionada. Un simple proceso o transformación va de la Nada al Ser, así que desde este punto de vista aparecen identificados. Por ello son tan incomprensibles para nuestra inteligencia Dios como la propia Nada, consecuencia de esa verdadera identificación "sustancial". La simplicidad tan extraordinariamente "básica" de la Nada, de aquella forma, es lo mismo que la infinitud inabarcable de nuestra imaginación.
El misterio de la Creación desde la Nada (la anulación absoluta), se despeja en cierto modo si "el proceso" se aborda el revés: ¡la infinitud de opuestos complementarios (la infinitud de las "formas" de los seres) se "autoanulan" en dirección a su origen, La Nada! Para ello, simplemente se cambian las infinitas perspectivas (subjetivas) de cada ser, por una única (cualquiera desde la que se vean dichos seres como un "conjunto" - es como si dicho "conjunto" pudiera ser desplazado de un "punto a otro" cuando, por el contrario, las múltiples perspectivas significan una "radicación", una fijación de los seres en algo inamovible y único, que corresponde a la "perspectiva subjetiva" de cada uno de los seres, puesto que cualesquiera desplazamientos o movimientos podrían como máximo "conservar" o "reubicar" algún ser pero no todo el conjunto).
La "radicación" de cada ser sobre sí mismo implica la inmovilidad, el fajamiento, su "conservación" , la "invariancia" del mismo sobre cualquier circunstancia espaciotemporal, o sea, su "salida del universo físico". Entonces el ser, por esa perspectiva "subjetiva", ya es "algo" que no puede anularse por un "movimiento" en el universo: ¡se conserva por sí mismo! Por el contrario, en la perspectiva objetiva, sistema de coordenadas (universo), cierto "movimiento" hace posible ese proceso de transformación de los elementos (opuestos complementarios) en la anulación total: la Nada.
Esa Nada, anulación de opuestos complementarios, no es el cero matemático conocido, que a nuestro entendimiento no es germen de nada, sino algo así como un "punto" con "potencialidades infinitas". Y es que dicha Nada se representaría mejor como un infinito menos un infinito, que es una "indeterminación", por lo que una de las "soluciones" es cero (por eso le llamamos Nada), pero que "pudiera" poseer cualquier otro valor. Esa Nada es más bien un "formidable caos", la "indeterminación absoluta". El "proceso de Creación" es una transformación de esa "absoluta indeterminación" en una "infinitud de determinaciones" (cada uno de los infinitos seres).
Así, vemos que son absolutamente "admirables" tanto el cenit de la Creación, Dios, como la arcilla base de la misma, "el caos de la Nada". Ambos encierran en sí: el segundo una "infinita potencialidad"; el primero una "infinita" realidad. Son como una gigantesca dualidad: Potencia (Nada) y acto (Dios).
Al llamado "vacío físico", la nada metafísica "se considera como verdaderamente vacío". No implica tiempo, ni espacio, ni siquiera el previo reino de las leyes de la física. "La nada no es nada..."
La "partícula de la Nada", pues, se "auto-crea" o se "auto-construye" "adornándose" más y más de esta "sustancia" (sublimación de la sublimación del mundo). Ese "engrosamiento" paulatino de la naturaleza del ser es la evolución personal y de especie que hace posible el universo, "la impronta del tiempo".
La Creación, la auto-creación de los seres, es monopolio exclusivo del tiempo, del proceso, de la vida (que conocemos). Aquella frontera (ventana) que rodea al verdadero ser, es la "envoltura" imprescindible para el crecimiento del ser, para su auto-creación. La "materia", pues, es la "matriz del ser"; gracias a ella el ser (la misma Nada) puede "remontarla", superarla, pudiendo escapar de ella: haciéndose a "sí-mismo".
El tiempo marca la "etapa de construcción o creación del ser". (El tiempo que "dura la vida" de cada individuo). A su óbito, el ser de cada individuo queda totalmente "configurado": ¡el ser ya es! (como "siempre" será). La importancia del tiempo como el "medio indispensable" para la Creación queda plenamente justificada.
La "relación" entre los seres, ya sin la "envoltura" externa, sólo puede ser de "corazón a corazón": del ser puro como tal, al otro ser puro ( que, entonces, son exactamente lo que "parecen" -no tienen "parapeto", frontera, envoltura tras la que "esconderse"). El ser ya no "mira" (a través de la ventana, pues no la hay): el ser "ve" (no hay dirección hacia fuera o hacia adentro). El ser "siente" a los otros seres (no hay dirección, ni tiempo en el que "encasillarlos").
Pero el ser lo es cuando "asume su naturaleza", para lo cual debe reconocerse previamente en el exterior; la representación ha de corresponder al reconocimiento del sí-mismo en el exterior. La representación, pues, de esa representación del sí-mismo procedente del exterior constituye la "verdadera naturaleza del ser". Y eso constituye la "asunción del sí-mismo", la aceptación de tal. Es , pues, una representación asumida, que lo es simplemente por el "mecanismo preciso" para ello, que es la "salida" desde el centro a la búsqueda de la representación de uno mismo. Esa búsqueda es en sí mismo, una "asunción" en el siguiente movimiento hacia nuestro interior (sólo "se trae" lo que se "acepta", lo que se "asume").
En el ver de las emociones, solamente las que "embargan" al ser en su mayor intimidad del sí-mismo, son las que "entran" en su naturaleza.
Sólo nos queda decir que después de lo expresado, la Nada en ninguna forma es un ser, debido a su ausencia total de información, que no posibilita subjetividad alguna (imprescindible para que pueda ser considerada ser o sujeto). De esto mismo se deduce que la máxima subjetividad del Ser Supremo configura o hace posible la formidable potencia de su ente: ¡es el sujeto por antonomasia!...Pero, esas extraordinarias cualidades de dicho Ser Supremo ya se hallaban pre-existentes en la Nada del caos original (aunque auto-anuladas entre sí - "sopa" de opuestos complementarios). No obstante, la evolución hacia la subjetividad máxima, a todos los efectos se muestra cual una sorprendente “Creación.”
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