La energía de la comida se convierte en la energía de nuestro cuerpo. Dependiendo del tipo de comida que ingiramos, crearemos en nuestro cuerpo más calor o más frío, podremos estimularlo, nutrirlo o balancearlo, y así llegar a afectar nuestro nivel vibratorio y estabilidad emocional. Necesitamos comer comidas que nos den energía sin llenar el cuerpo de toxinas que lo traerán abajo.
Al comer comidas muy pesadas, gastaremos mucha de la energía del cuerpo en digerirlas. Es recomendable comer comidas vivas, es decir jugosas, livianas, frescas y fáciles de digerir.
Será fundamental reducir la cantidad de comidas muertas que no nos nutren. Las comidas muertas son aquellas producidas químicamente que nunca tuvieron vida o aquellas que tuvieron vida pero se les extrajo.
Las elaboradas en plantas químicas, refinadas y empacadas por meses; los animales que fueron criados con exceso de hormonas y antibióticos en condiciones de crueldad, maltrato y sufrimiento; y las frutas y verduras que crecen con pesticidas y químicos pueden alterar el proceso natural de nuestro cuerpo y reducir su función saludable, ya que absorbemos la vibración energética de cada comida que comemos.
Entre más liviana más fresca y más fácil de digerir la comida, más nos ayudará a elevar nuestro nivel de consciencia. Es recomendable comer frutas y verduras orgánicas y locales. Las comidas crudas y vivas aumentan la fuerza vital y energía del cuerpo y nutren al nivel más profundo. Las plantas verdes son comidas altamente vibracionales ya que nos dan la luz del sol metabolizada del proceso de fotosíntesis. Es la luz directa del sol dentro de la estructura interna de las plantas lo que nos permitirá aumentar nuestro nivel vibracional y abrirnos a recibir la luz espiritual.
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