Cuando atravesamos el evento de la muerte, nuestro espacio psicológico se libera del cuerpo físico.
Este espacio psicológico que se libera está compuesto de energía, material cuántico y nuestro espíritu puro.
El espíritu puro es el soporte y lo que mantiene unido e identificable a la parte energética y material de lo que somos.
El espíritu puro es la nada que nos corresponde, es la parte de dios que llevamos dentro.
Cuando atravesamos por la vida y no eliminamos de nosotros mismos estos enlaces que unen a la nada interior con el mundo de la materia y la energía, nuestro espíritu puro, nuestra nada, nuestro dios, queda atado a la energía y la materia cuántica luego de la muerte.
Cuando esto sucede nuestro espacio psicológico se precipita y se mezcla en el mundo cuántico pero sin perder estos enlaces y sin perder identidad.
El mundo cuántico es un lugar donde todo es incierto y todo es irreal, donde las posibilidades son infinitas, como miles de espejos, un lugar donde apenas nosotros queremos hacer algo, ese algo desaparece y ninguna cosa es satisfactoria, es un lugar donde el estrés es infinito y la frustración permanente.
Por asociación, magnetismo y por gravitación, los espacios psicológicos similares tienden a juntarse y a quedar pegados el uno al otro, esto agrega mucho más sufrimiento y estrés al infierno, ya que todos los seres se encuentran pegados los unos contra los otros, además de eternamente frustrados.
Entonces el infierno es el lugar donde todo sucede al mismo tiempo donde nada es real, donde las cosas más horribles y al mismo tiempo las mejores pueden suceder simultáneamente, el tiempo cambia constantemente las cosas no son lo que son, todo es ilusión, todo es fantasía, todo es frenesí cambiante, todo es absolutamente lo contrario a los mundos del espíritu puro.
“EL MUNDO CUANTICO ES EL INFIERNO”
Cuanto más densa es la materia, o sea en el núcleo de los planetas y sobre todo en los agujeros negros del espacio, mayor es el frenesí cambiante y la locura que se experimenta en el mundo cuántico que hay en esos lugares, cuando la materia es menos densa y los átomos y las partículas están más separadas unas de otras y la nada.
Dicho de otra forma, en el centro de los planetas estamos más cerca de los infiernos y cuanto más arriba subimos por encima de nuestra cabeza, más cerca de los cielos celestiales estamos.
COMO LIBERARSE DEL INFIERNO
Para que una persona no se sumerja en el infierno cuando muera, la única forma es liberarse, y liberarse significa liberarse de toda la materia y toda la energía. Esto significa romper los enlaces que unen a nuestro espíritu con la materia cuántica y la energía.
Esto se logra a través de un trabajo esotérico que solo una vez fue entregado a la humanidad en el principio de los tiempos y luego prohibido por el creador y perdidos para siempre, hasta este momento que los entregaré nuevamente.
Me refiero a los secretos del árbol de la ciencia entregados por Satanael a Eva.
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