La vida no es un pasillo recto y fácil por el que viajamos libres y sin obstáculos, sino un laberinto de pasajes en el que debemos hallar nuestro camino, perdidos y confundidos, una y otra vez atrapados en un callejón sin salida.
Pero, si tenemos fe, siempre se nos abrirá una puerta que aunque tal vez no sea la que queríamos, al final será buena para nosotros.
Cada uno de nosotros tiene su propia idea de cual es el camino que debemos seguir en busca de nuestra felicidad, y va tras él porque cree que le hace feliz. Si lo consigue, casi siempre se encariña con él. Y si lo pierde o se lo quitan, la experiencia suele resultar traumática.
Es en este momento donde tenemos que sacar a flote todas nuestras fuerzas para levantarnos, para levantar nuestra cabeza y volver a seguir recorriendo el camino que nos conduzca a nuestra felicidad o cambiar ese camino, lo bueno es que siempre la opción es nuestra, nosotros solos tenemos la posibilidad de elegir cuál camino es el que más nos gusta.
Quizás hoy se cruzó un nuevo camino en tu vida, pero tenes miedo de tomarlo, tenes miedo de empezar a transitar por ese camino porque te lastimaron, sufriste, y es normal que sientas esos temores, lo que no sería normal es que te dejes llevar por esos miedos, y que estos te paralicen y no te permitan disfrutar de ese momento, de tú momento.
Es un camino nuevo, empezá a transitarlo con tranquilidad, pero disfrutalo, te lo mereces, no dejes que ese temor te haga ver fantasma donde quizás no los haya. No te apures, con calma, con serenidad empeza a recorrer esta nueva etapa.
Disfrutalo, te lo mereces.
Fuente Original:
Johnson Spencer. ¿Quién se ha llevado mi queso?. Ediciones Urano. 1998